La serotonina es una sustancia química que transmite mensajes entre las células nerviosas y es usada por el cerebro para regular el estado de ánimo. Se considera que este neurotransmisor, sintetizado a partir de la transformación del aminoácido triptófano, cumple sus funciones auxiliado por la luz solar. En época invernal y tras un año de muchas horas de encierro por la pandemia, el organismo ha batallado más para encontrar un balance anímico, pero no sólo se trata de una ecuación química; al recuento de este año se suma una larga lista de desafortunados factores sociales y económicos que convierten la salud mental en un territorio aún más frágil. Para los especialistas, esta es solo la punta del iceberg que emergerá en los próximos años.
De acuerdo con el doctor Bernardo Ng, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana A.C. (APM), todos los factores que ha traído consigo la pandemia en el país, catalogado como uno de los peores lugares del mundo para enfrentar el Covid-19, tienen repercusiones emocionales que además se exacerban en las fechas donde una población predominantemente católica se verá obligada a festejar de una manera atípica. Dice que en los momentos de reflexión por el año que termina, los problemas se vuelvan más evidentes y en las personas que tienen algún problema de salud mental (presente desde antes de la pandemia o que permanecía sin diagnóstico adecuado) prevalecen aún más riesgos.
Las personas con antecedentes previos de problemas de salud mental, las familias de fallecidos por este virus y los trabajadores en el área de salud, son los grupos con mayor riesgo de padecer depresión y otros trastornos relacionados durante esta época.
Recuento de los daños
Bernardo Ng explica que la tristeza es un sentimiento pasajero que es independiente y autolimitado, pero cuando esta condición viene acompañada de otras manifestaciones clínicas se convierte en enfermedad.
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“Un componente que a veces pasa desapercibido es una condición que conocemos como anhedonia y que es la dificultad para disfrutar las cosas que normalmente dan gusto o placer, es decir cosas que emocionaban empiezan a causar mal humor o coraje. Después, se suman otras manifestaciones físicas: cansancio, falta de concentración, falta de sueño, de apetito. Cuando todo se manifiesta en conjunto ya no es tristeza, es depresión”.
Según datos de la OMS, se calcula que 300 millones de personas sufren depresión alrededor del mundo y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad, pero menos del 10% reciben ayuda profesional.
El psiquiatra subraya que las manifestaciones más peligrosas son los pensamientos de minusvalía y culpa que pueden llevar a la ideación suicida. “Cualquier cosa que pasa más allá de la tristeza es motivo para buscar ayuda profesional. Por otra parte, la literatura científica empieza a detectar sintomatología particular de trastornos depresivos en aquellos que han padecido Covid-19 por lo que requieren monitoreo a largo plazo”, sostiene el doctor Bernardo Ng.
En un informe publicado recientemente en The Lancet Psychiatry se analizaron los registros médicos electrónicos de más de 60 mil casos de enfermos de Covid-19 y se reportó que 20% de los infectados con el virus fueron diagnosticados con un trastorno psiquiátrico en los 90 días posteriores.
“La magnitud del problema es muy grande y desde mi perspectiva, apenas estamos viendo una parte del problema, pero esto va a crecer. Una vez que empiece a disminuir el impacto que ha tenido el virus en la salud física, empezaremos a ver una parte de lo que serán las repercusiones en la salud mental, que seguirán creciendo”, asegura el doctor Ng y agrega que entre las expectativas de los especialistas está que se visualice más el impacto que tiene la salud mental en el mundo.
“Lo ideal sería que crecieran los presupuestos de salud pública para atender este tipo de problemáticas, que se equilibraran los recursos entre padecimientos relacionados con salud física y mental. Se puede entender ciertas diferencias, pero no diferencias tan desproporcionadas”.
Otro punto importante es luchar contra los estigmas que rodean las enfermedades mentales. El director de la Asociación Mexicana de Psiquiatría señala que también se tendrían se destinar recursos para la educación de la población general en estos temas para que la sociedad lo asuma como cualquier otra enfermedad que hay que tratar y que esto lo pueda identificar un médico de primer y segundo contacto. “Definitivamente no hay suficientes psiquiatras para el tamaño de la población que tiene nuestro país”, apunta y subraya que por eso es importante la capacitación de médicos para que puedan abordar de mejor forma el problema y canalizar en caso necesario.
Herramientas para la prevención del suicidio
Según datos de la OMS, cerca de 800 mil personas se suicidan al año. Cada tres segundos una persona intenta suicidarse en el mundo y cada 40 segundos, se logra el objetivo. Hace un par de semanas se presentó la plática de divulgación “Tecnologías para la prevención del suicidio”, donde el doctor Juan Martínez Miranda, investigador del CICESE Unidad Tepic (UT3), mostraba los resultados del desarrollo de una plataforma computacional que apoya el tamizaje, seguimiento y vigilancia epidemiológica de conductas suicidas, y que actualmente se encuentra funcionando en nueve unidades de los servicios de salud en el estado de Nayarit.
Se ha observado una tendencia ascendente en la tasa de suicidios en nuestro país en la última década, según cifras del INEGI. Las condiciones generadas por la pandemia, podrían incluso incrementar los números. La idea del experto en inteligencia artificial es tener un tamizaje unificado en las unidades del sector salud para una detección más puntual de personas en riesgo.
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Por un lado, se trata de un sistema que busca recopilar, analizar e interpretar de manera sistemática datos específicos y relevantes asociados al suicidio que permitan mejorar la planeación, ejecución y evaluación
de la práctica en salud pública relacionados a esta problemática con información que inclusive podría integrarse en el Sistema Único de Información para la Vigilancia Epidemiológica (SUIVE).
Por otro lado, como componente de la plataforma computacional, se desarrolló una aplicación móvil que brinda apoyo al paciente y facilita el seguimiento remoto con alertas automáticas para facilitar el contacto directo con familiares o especialistas.
Finalmente, es el tratante quien valora a qué pacientes les sería útil la aplicación y con quienes funcionaría como un complemento a un tratamiento integral del problema. Martínez puntualiza que de los casos registrados en Nayarit, los especialistas habían recomendado el uso de la aplicación móvil a 10% de los pacientes referidos.
El investigador explica que uno de los beneficios de implementar este tipo de herramientas a nivel nacional es que sería posible identificar la incidencia de conductas suicidas en las diferentes regiones de todo el país. “Esto ofrecería un panorama más amplio de esta problemática que ayudaría a implementar estrategias de prevención y programas de salud tomando en cuenta las características de las diferentes regiones o estados del país”. Agrega que este tipo de desarrollos tecnológicos serían útiles, sobre todo tomando en cuenta todos los estudios que indican que los problemas de salud mental se están incrementando a causa de la actual situación pandémica que estamos atravesando.
Datos
20% De 60 mil infectados por Covid sufrieron un trastorno psiquiátrico en los 90 días posteriores, según The Lancet Psychiatry.
300 millones de personas sufren depresión alrededor del mundo, según la OMS.
Frase
“Una vez que empiece a disminuir el impacto que ha tenido el virus en la salud física, empezaremos a ver una parte de lo que serán las repercusiones en la salud mental, que seguirán creciendo”. Bernardo NG. Presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana.