El caso Venezuela debió haber sido negociado con mucho mayor cuidado que la poca delicadeza con la que se pretendió imponer una resolución en el seno de un organismo que ya de por si suele contar con poca legitimidad y reconocimiento entre algunos países de Sudamerica y el Caribe.

Hay que recordar que Maduro declaró hace unos meses no estar dispuesto a perder las elecciones convocadas para el próximo 6 de diciembre; aún antes de emitir la convocatoria a la Asamblea Constituyente ya había amenazado con gobernar sin la Asamblea Nacional (con mayoría de oposición).

Sin las credenciales necesarias, Videgaray se ha enfrentado a una canciller chavista que no tiene empacho en decir las cosas más políticamente incorrectas y enfrentarse a todos los cancilleres y gobiernos de la región que cuestionen la supuesta legitimidad de  la convocatoria a la Constituyente en Venezuela.

El afán del canciller Videgaray por lograr el consenso a una resolución en contra del intento autogolpista del gobierno venezolano se topo de frente con el apoyo cuasi-incondicional de los países del Caribe a la nación sudamericana, países que tienen una gran dependencia petrolera y no pueden de manera tan simple votar en contra de uno de sus principales aliados.

El gobierno de México también enfrentó el rechazo de algunas naciones que consideraron oportunista la injerencia de los funcionarios mexicanos luego de dos años de una indiferencia casi palpable frente a la situación venezolana y de una estrategia errática donde el canciller parece haber olvidado que estos acuerdos, como los fiscales, sólo se logran hilando muy fino, haciendo operación política y trabajando de la mano con nuestros aliados. Una operación que no podía llevarse a cabo en los días de la reunión, ni en los previos a ésta, sino que hubiera implicado meses de trabajo con un equipo con experiencia en estas lides.

La inexperiencia diplomática del canciller Videgaray ha quedado más que expuesta en esta Asamblea de la OEA. Su incompetencia para lograr acuerdos y consensos con los distintos países representados en el organismo internacional lamentablemente no se quedarán sólo en la anécdota pues el futuro de miles, de millones de ciudadanos venezolanos penden de un hilo ante la falta de pericia para controlar a un gobierno en Venezuela que se sostiene sobre puntales de papel.

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