Encontrar paz interior… Parece frase de “Kung Fu Panda” o de libro de superación personal pero, ¿quién no la está buscando? Más en estas fechas llenas de eventos, locura, emociones encontradas y celebraciones.

En las consultas que he dado estas semanas el común denominador ha sido el miedo. Miedo a subir de peso, miedo a romper la dieta, miedo a faltar al gimnasio, miedo a alejarse de la rutina. Todos andan –andamos- igual. Es normal. La navidad, el fin de año, los cierres, los proyectos, todo nos pone a mil.

¿Qué quiero proponerte? Que te calmes, que tranquilices tu ardilla interior y te dejes fluir. ¿Cómo? Regalándote sólo 10 minutos al día, 5 por la mañana, 5 por la noche. Te digo cómo:

5 minutos por la mañana

Al sonar el despertador, apágalo y date 1 minuto para quedarte en cama tranquilo o tranquila. Respirando. Comienza a movilizar tu cuerpo de los pies, a la cabeza, poco a poco, pasando los las piernas, rodillas, abdomen y cadera, brazos, hombros cuello. Estírate de nuevo.

Siéntate a la orilla dela cama, con los pies en el piso y bebe un vaso con agua.

Baja al piso, en cuatro puntos, sobre una toalla, manta o tapete de yoga y comienza por arquear la espalda hacia afuera (arriba) y hacia adentro (abajo), juntando los omóplatos. Repite 15-20 veces.

Después, con los codos en el piso, junta los pies atrás y estira las piernas hasta quedar en posición de plancha, derecho todo el cuerpo. Puedes descansar las palmas en el piso.

Mantén tu cabeza y columna vertebral bien derechas, con el abdomen en contracción pero lo demás del cuerpo lo más relajado posible. Mantente así por un minuto.

Dobla las rodillas hasta que descansen en el piso, relaja los hombros, brazos y cuello y, si puedes, repite una vez más.

Ponte de pie despacio, estírate, mira al frente y estás listo o lista para iniciar el día.

Esta pequeña activación, hecha todos los días por la mañana, te ayudará poco a poco a mejorar tu postura, fortaleza, equilibrio y seguridad.

5 minutos por la noche

30 minutos antes de la hora de dormir apara la tele, celular, computadora o cualquier pantalla que emita luz. Lávate los dientes, la cara y realiza tu rutina habitual de antes de acostarte.

Siéntate a la orilla de la cama con los pies en el piso. Retira las almohadas y apaga la luz. Para acostarte, eleva primero una pierna y después la otra y ve girando la cadera hasta que las dos piernas queden sobre el colchón.  Acuesta lo demás del cuerpo arqueando un poco la espalda hacia delante para que la cabeza sea lo último en bajar. Puedes ayudarte con las manos.

Ya boca arriba, coloca una almohada debajo de los muslos, más hacia las rodillas y relaja los brazos a un costado del cuerpo con las palmas de las manos mirando al techo. Quédate en esa posición, con los ojos cerrados, un par de minutos.

Utilízalos para pensar, evaluar, agradecer y honrar lo que eres y lo que hiciste el día de hoy. Respira profundo una y otra vez.

Al terminar, abre los ojos. Haz conciencia de que es hora de dormir, descansar, reparar y reponer. Saca la almohada de debajo de tus piernas y colócala bajo la cabeza. Adopta la postura habitual, cierra los ojos y duerme.

Puedes utilizar dos almohadas y así dejar una bajo las rodillas o entre las piernas y otra bajo la cabeza. Esta postura libera tensión de la espalda.

Esta pequeña relajación te permitirá conciliar mejor el sueño, descansar y estar en paz. Encontrar sincronía mente-cuerpo es lo que te ayudará a estar mejor.

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Regálate un diciembre en paz, familiar, de amigos y risas. Ya en enero podrás retomar el estrés de la rutina, las presiones y los deberes. Hoy, a pocos días de que termine el año pásala bien (sin excesos) y planea tu 2017 que, con toda certeza, viene para hacernos mejores.

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