Se ha hablado como un gran triunfo de las candidaturas independientes, la de Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, gobernador electo de Nuevo León.

Sin embargo, aunque al sistema político le conviene esta interpretación como un gran éxito de nuestro sistema electoral, la realidad es ésta una visión superficial y simplista.

Para ganar una gubernatura en México se requiere no sólo carisma y apoyo ciudadano, sino una gran infraestructura operativa, recursos y mucha experiencia electoral.

Jaime Rodríguez Calderón ya traía una gran experiencia política y electoral pues bajo el sello del PRI gobernó el municipio de García, Nuevo León, entre 2009 y 2012. Además ya fue diputado federal y diputado local.

En 33 años de militancia partidista en el PRI aprendió el oficio y hoy sabemos que lo hizo excelentemente bien.

García es un municipio que forma parte de la zona conurbada de Monterrey, con un perfil totalmente urbano.

Renunció al PRI el 14 de septiembre de 2014, -unos cuantos meses antes de que iniciara la contienda por la gubernatura-, por lo cual sus lazos con la militancia priísta de Nuevo León, estaban frescos.

En su carta de renuncia al PRI externó entre sus motivaciones para dejar a  su partido no estar de acuerdo en pelear una candidatura al interior del PRI.

Entre los argumentos destaca haber expresado:  “he decidido unirme a millones de mexicanos que han llegado al límite de la paciencia y que hoy, encabronados, muy molestos, exigen cambiar los viejos modos políticos del partido y del propio sistema. Coincido con ellos, porque pienso y siento lo mismo que ellos”.

Importante para entender este triunfo incuestionable, obtenido con el 48.8% de los votos, contra 23.9% de lo alcanzado por Ivonne Álvarez, -candidata del PRI- y 22.3% de Felipe Cantú, abanderado del PAN, es la participación de otro político de gran prestigio en su estado como lo es Fernando Elizondo, de militancia panista desde 2001, quien fuera gobernador sustituto de su estado, secretario de energía y senador, todo ello por el PAN, partido al que renunció el 24 de febrero del 2014 por considerar que el PAN “ha adoptado como propia muchas prácticas que en el pasado combatió”.

Fernando Elizondo, habiendo obtenido la candidatura de Movimiento Ciudadano para contender por la gubernatura en 2015, renunció a ella para sumarse a Bronco, el candidato sin partido.

Lo que nos deja el triunfo de esta candidatura independiente, es la experiencia de que seguramente, -aunque difícil de cuantificar-, éste es un triunfo, -no de un candidato ciudadano -porque una larga trayectoria política como la de ambos, los convierte en políticos profesionales, un importante porcentaje de votos provino de priístas y panistas resentidos con la forma que operan internamente estos partidos.

Esto debiese ser una llamada de atención al interior de los partidos, para concientizarse que debe trabajarse para generar armonía, consensos y disciplina y que de no hacerse este trabajo hacia el interior, la disidencia interna será la que alimentará las candidaturas independientes, que se convertirán en su verdadera oposición… el fuego amigo.

COMENTARIO AL MARGEN

De forma muy civilizada se llevó a cabo el debate entre representantes de Uber y Cabify y los taxistas tradicionales. Han dado un ejemplo de civilidad.

Si Uber y Cabify deben cubrir más requisitos para emparejarse con los taxis tradicionales, debe exigírseles, pero debe salvaguardarse el derecho de los usuarios de contar con este servicio innovador.

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