La semana pasada, la UNESCO adoptó una resolución –la última de varias- al respecto de la preservación del patrimonio cultural y religioso de Jerusalem, resolución que, por el lenguaje que utiliza (y por las menciones que omite), fue considerada por muchas voces como un agravio diplomático al judaísmo (y al cristianismo). En una abierta crítica a dicha resolución, la propia directora de la UNESCO lo puso en estos términos: “La mezquita Al Aqsa, o Al-Haram al-Sharif, el santuario sagrado para los musulmanes, es también el Har HaBayit –o el Monte del Templo- cuyo muro occidental es el sitio más sagrado para el judaísmo…La herencia de Jerusalem es indivisible y cada una de sus comunidades tiene el derecho al reconocimiento explícito de su historia y su relación con la ciudad. Negarlo, esconder o borrar cualquiera de las tradiciones, judía, cristiana o musulmana, socava la integridad del sitio”. La realidad es que no hay polémica al respecto de los lazos del judaísmo (el cristianismo o el islam) con la ciudad de Jerusalem o con Haram-al-Sharif/Monte del Templo. Por lo tanto, orientar la discusión hacia un hecho no disputado, es obviar el problema central: la batalla en la UNESCO (batalla que, en órganos como ese, no tiene un mes ni dos, sino años), representa uno de los puntos más elevados en la espiral ascendente del conflicto entre Israel y la ANP, en su vertiente político-diplomática. El presidente palestino, Mahmoud Abbas, no ha estado haciendo algo distinto a lo que anunciara tras la ruptura de las últimas conversaciones en 2014. Más aún, en la medida en que el proceso de diálogo entre palestinos e israelíes siga estancado, es de esperar que ambas partes seguirán empleando los recursos con los que cuentan para seguirse golpeando. Por tanto, en este caso, lo religioso se emplea no tanto para establecer lo relativo a un tema que honestamente no es disputado, sino para exhibir cuán aislado se encuentra Israel en el campo diplomático. Nada, por cierto, que no se esperaba. Tampoco fue sorpresa el voto de México, a pesar de las sensibilidades que éste ha ocasionado. Permítame profundizar:

1. En la primavera del 2014 se gestó la última ruptura de conversaciones entre palestinos e israelíes, diálogo que había sido auspiciado por la Casa Blanca. Estos fracasos activan peligrosas espirales ascendentes de enfrentamiento. Algunas de estas espirales permanecen en la esfera de lo político y lo diplomático. Otras, lamentablemente, se cruzan al terreno de la violencia material.

2. Desde entonces, tanto israelíes como palestinos han endurecido sus posturas buscando enviar mensajes, mostrar fuerza para obtener concesiones, y/o ejercer una presión cada vez más fuerte en la contraparte.

3. Del lado palestino, el presidente Abbas ha lanzado desde incluso antes de esas fechas una campaña diplomática para el reconocimiento de jure del Estado Palestino ante distintos órganos internacionales –entre los cuales se ubica la UNESCO-, así como ante muy diversos gobiernos y parlamentos en el mundo. Esta campaña ha conseguido entre otras cosas aislar políticamente a Israel quien argumenta que el reconocimiento de Palestina solo puede darse tras un proceso de negociaciones bilaterales, postura que hoy es compartida ya solo por muy pocos actores en el mundo. La campaña de Abbas ha funcionado además como mecanismo para presionar a EU, el máximo aliado de Israel, dada la tensión que ha existido entre Netanyahu y Obama en los últimos años.

4. Sin embargo, a su vez, Israel ha buscado demostrar que mediante ese tipo de campañas que le pretenden aislar, lo que se obtiene no es su flexibilización, sino su endurecimiento. Israel ha respondido utilizando a veces medidas económicas como el congelamiento de recursos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), los cuales tienen que pasar por el sistema financiero y fiscal israelí, o en otras, por ejemplo, la expansión de la construcción de asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania.

5. Esta es la batalla que se ha trasladado a la esfera de la UNESCO desde hace varios años. No porque necesariamente lo que suceda en ese organismo tenga un impacto material relevante, sino porque en ese órgano del sistema de Naciones Unidas, Palestina ha conseguido una y otra vez el respaldo suficiente para : (1) Ser reconocida como estado miembro –recordemos que hoy, Palestina es reconocida por la ONU solo como Estado No-Miembro Observador, y (2) Promover iniciativas como la que hoy es objeto de este texto, las cuales tienen la capacidad para afectar a Israel en lo simbólico y en lo político. Israel queda expuesto como un país cada vez más aislado, incluso en temas religiosos como este, y, por consiguiente, se ejerce una presión que es cada vez más fuerte sobre sus posturas.

6. La utilización de este espacio concreto -la UNESCO- por parte de la ANP, con esos fines, es algo recurrente. Al final, actores como Abbas, quienes han optado por dar la batalla en los campos político y diplomático, cuentan solamente con esta clase de herramientas para conseguir el impacto que buscan, y, con ello legitimar su causa y sus métodos mediante la proyección de una eficacia que, en otros ámbitos, como el de las negociaciones, no han sido capaces de conseguir.

7. En cambio, otras facciones y grupos palestinos, los cuales representan opciones más radicales, cuando necesitan legitimar su lucha o ejercer presión, recurren a métodos violentos, no los diplomáticos como este.

8. Eso no significa que en el mundo diplomático o incluso en el simbólico, como ahora, no se pueda dañar a Israel. Al contrario, es probable que es en esa esfera donde el estado judío ha recibido las peores derrotas en los últimos años.

9. Paradójicamente, sin embargo, en esta ocasión particular, hay un importante sector en el ministerio exterior israelí, que no considera esta última resolución de la UNESCO como una derrota, sino que, de hecho, la valora como una relativa victoria. Esto es debido a que en resoluciones similares que han sido votadas en este organismo, la labor diplomática de Israel había tenido mucho peores resultados. En esta ocasión, Jerusalem consigue que: (a) Un mayor número de países (26) se abstuviera, que el número de países que votó a favor (24) de la resolución; (b) Varios países que antes votaban a favor, ahora decidieron abstenerse; y (c) A diferencia de otras ocasiones, ningún país europeo votó a favor de la misma, ni siquiera Francia, país que, en la última de las votaciones, tras emitir su voto favorable, tuvo elevadas tensiones con Israel al respecto del tema.

10. Al final, sin embargo, el hecho relevante no se ubica en el mundo de lo religioso, ni siquiera en el de la UNESCO. En la medida en que el conflicto siga siendo uno de los más intratables de todo el globo, en la medida en que el diálogo entre palestinos e israelíes siga estancado, y por tanto, la alternativa de Dos Estados Para Dos Pueblos permanezca en el congelador (o a alguien se lo ocurra una mejor idea para garantizar condiciones de paz, seguridad y desarrollo social, político y económico para ambos pueblos), en esa misma medida las espirales ascendentes del conflicto –manifiestas tanto en lo político y en lo diplomático, como en el terreno de la violencia material- tienen todo el potencial de seguir escalando.

11. En cuanto a la decisión del gobierno mexicano de haber votado a favor de esta resolución, un par de comentarios que no representan sino mi opinión personal: (a) Esta no es la primera vez que este tema es votado en la UNESCO, y la línea del voto mexicano es normalmente a favor de este tipo de resoluciones, (b) La Cancillería ha explicado que su voto favorable obedece a la esencia del objetivo de resoluciones como esta, que es la preservación del patrimonio cultural y religioso de los pueblos, y que por lo tanto, su línea para promover estos temas ha sido constante a lo largo de los años. Sin embargo, varios aspectos tendrían que ser considerados y probablemente reevaluados: (1) Si nos remitimos exclusivamente al campo cultural/religioso, el lenguaje que estas resoluciones adoptan está siendo cada vez más cuestionado; basta solo leer la crítica que la directora de la UNESCO emite al respecto de la resolución, lo que nos habla de lo segundo; (2) Evidentemente, algunos de los temas culturales/religiosos que la UNESCO trabaja se encuentran hoy por hoy, íntimamente entretejidos con cuestiones político/diplomáticas que les rebasan, y por tanto, (3) Varios países que anteriormente votaban a favor de estas resoluciones, decidieron abstenerse en la última de ellas. Abstenerse no significa favorecer a una de las partes del conflicto. En casos similares a lo largo de la historia, nuestro país ha ejercido su derecho de abstención para temas delicados como este. El hecho de haber mantenido una misma línea a lo largo de una serie de votaciones no significa que esa línea no pueda ser reconsiderada; y (4) Por último, en cuanto a nuestro embajador ante UNESCO, Andrés Roemer, un mexicano de origen judío quien ha argumentado que él en lo personal estaba en contra del sentido del voto del país al que representa, y quien ha dicho que cuando puso sobre la mesa la posibilidad de su renuncia, se le pidió que no lo haga porque su labor es más importante dentro que fuera del organismo, mi opinión es esta: Por toda la carga personal en un tema como estos (si es que de verdad para él, la tiene), si honestamente estaba convencido de que el voto mexicano era equivocado, y si de verdad quiso persuadir a la SRE en  ese sentido y no tuvo éxito, con todo y a pesar de todo, debió renunciar. Solo, como dije, mi opinión.

¿Usted qué piensa?

Twitter: @maurimm

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