“Que monten las cabezas nucleares en los misiles”, instruyó a su ejército Kim Jong-un el fin de semana. Ya el lunes, Pyongyang emitió la amenaza de manera directa. Atacaría a Corea del Sur y a Estados Unidos con armas nucleares si estos dos países iniciaban los ejercicios militares anuales conjuntos programados para estos días. Y es que justo es en esta época del año cuando tradicionalmente las tensiones suben en esa parte del mundo a raíz de la serie de mensaje que las partes buscan enviarse, y de las guerras de nervios que estos mensajes desatan. Los mensajes tradicionalmente involucran a las dos Coreas, a Japón y a Estados Unidos. Sin embargo, de manera creciente, China, el máximo aliado de Pyongyang, se encuentra inmiscuida en el corazón de esta lucha psicológica, pero no por el enfrentamiento geopolítico entre Washington y Beijing, sino por los mensajes que se han estado mandando los propios aliados: Kim Jong-un y la dirigencia china. La semana pasada la ONU aprobó varias de las sanciones más importantes que han sido impuestas a Pyongyang hasta la fecha. El hecho de que estas sanciones contaron con el aval de Beijing, nos habla de cuán significativo se ha convertido para China el contener las aspiraciones nucleares de su propio aliado. Hoy en el blog, lo último al respecto.

El último ensayo nuclear norcoreano y el mensaje de Pyongyang

En este blog hemos analizado este tema desde hace varios años: Recupero unas líneas de textos previos:

  • Al anunciar su cuarto ensayo nuclear, Pyongyang señaló dos elementos que pusieron a muchos a temblar: (1) Según las autoridades norcoreanas, la bomba, en esta ocasión era de hidrógeno, no de uranio o plutonio, y (2) El dispositivo nuclear ya había sido miniaturizado, condición indispensable para posteriormente montarlo en un misil y enviarlo a algún objetivo
  • Una bomba de hidrógeno es tecnológicamente mucho más complicada de lograr y tiene mucho mayor potencial de daño que una bomba de uranio o plutonio, con lo que, si acaso se hubiese confirmado lo que Pyongyang anunció, en solo tres años ese país habría escalado notablemente sus capacidades nucleares y estaría ya al lado de las máximas potencias del planeta en esa materia. Ello es relevante porque a pesar de sus continuas amenazas de lanzar armas atómicas contra sus enemigos, hasta el 2013, Pyongyang solo contaba con dispositivos o artefactos nucleares, no contaba con una bomba miniaturizada, montable en un misil para ser enviada y detonada en su objetivo. Por lo tanto, su poder disuasivo estribaba esencialmente en mostrar que estaba caminando hacia esa meta, y que, de seguir progresando, dicho fin sería tarde o temprano alcanzado. En el discurso norcoreano, esa meta -al menos parcialmente- habría sido lograda en enero.
  • Sin embargo, la mayoría de los análisis coinciden en que los reportes norcoreanos fueron deliberadamente exagerados. Factores como la magnitud del sismo ocasionado por la explosión parecen indicar que la fuerza del dispositivo nuclear detonado por Pyongyang el 7 de enero, apenas se acercaba a la del último de sus ensayos, ocurrido en 2013.
  • El norcoreano es un régimen que se autopercibe bajo constante amenaza de desaparecer, más aún tras el fin de la Guerra Fría, o cuando en 2002 es incluido como parte del “Eje del Mal” por Bush. Por consiguiente, la lógica primaria que mueve sus acciones tiene que ver con garantizar su propia supervivencia y asegurar el pleno control del país.
  • En la visión del régimen, la capacidad nuclear otorga a Pyongyang la herramienta disuasiva necesaria para impedir el ser atacada y para conseguir un trato distinto por parte de enemigos y aliados. Para mantener e incrementar ese poder disuasivo, Corea del Norte necesita continuar demostrando que tanto su programa nuclear como su programa de misiles siguen avanzando.
  • Adicionalmente, este tipo de ensayos normalmente tienen un componente interno. Mediante la exhibición de fuerza, el joven Kim manifiesta que tiene el control del régimen en su totalidad y lo hace solo unos meses antes del 7º Congreso del Partido de los Trabajadores, congreso en el que se espera Kim consolide su poder de manera definitiva.
  • La clave entonces no necesariamente se encuentra en la magnitud de la explosión o la fuerza de la bomba, sino en el mensaje transmitido. Ese mensaje consiste esencialmente de los siguientes elementos:
  • Tanto el programa nuclear como el programa de misiles norcoreanos siguen vivos y se mantienen progresando, y
  • Pyongyang deja en claro, una vez más, que su proyecto atómico no está sujeto a negociaciones. El monto del progreso es menos relevante que el hecho de que transcurridos los años, Kim no está dispuesto desactivarlo, por lo que, ya sea que Pyongyang haya conseguido miniaturizar una bomba hoy, o lo consiga dentro de algún tiempo, el efecto disuasivo persiste.
  • Por último, acompañando a esa prueba nuclear, a inicios de febrero Pyongyang llevó a cabo el lanzamiento de un misil balístico para poner en órbita un satélite. El lanzamiento buscaba demostrar que Pyongyang se mantiene avanzando también en la capacidad tecnológica de enviar misiles a larga distancia.

La respuesta de EU y Seúl

  • La semana pasada la ONU aprobó (con el aval de China y Rusia) varias de las sanciones más importantes que hasta la fecha han sido impuestas por parte de la ONU en contra de Pyongyang.
  • Estas sanciones en esencia consisten de los siguientes factores: (a) La prohibición para otros países de importar recursos minerales norcoreanas si las ganancias por estas importaciones beneficiarían al programa nuclear y/o al programa de misiles de ese país, (b) También se expulsará a diplomáticos norcoreanos acusados de cometer actividades ilícitas en otros países, además de que se alarga la lista de individuos y empresas asociadas con el régimen de Pyongyang. Por último (c) Se activarán inspecciones especiales (efectuadas por la ONU) en todos los cargamentos procedentes de, o que se dirijan hacia Corea del Norte, con el fin de asegurar que se cumpla la prohibición de comerciar con esta nación en materia de combustible aéreo (incluye combustible para cohetes o misiles), armamentos y bienes de lujo.
  • Con ello, se consigue enviar un fuerte mensaje a Pyongyang al respecto de lo unida que se encuentra la comunidad internacional en torno a esta problemática, intentando mostrar al joven Kim que sus acciones tendrán consecuencias graves para su país.
  • Adicionalmente la presidenta surcoreana dejó en claro a Pyongyang que, en esta ocasión, los ejercicios militares conjuntos entre Washington y Seúl tendrían dimensiones mayores que las usuales. Se espera que estos incluyan alrededor de 300 mil tropas surcoreanas, y unos 17,000 efectivos estadounidenses, ejercicios verdaderamente masivos.

Los mensajes entre China y Pyongyang

Más allá de los ejercicios militares estadounidenses, es importante entender el papel que en esta ocasión está jugando China al respecto del tema.

  • En enero pasado, tras el ensayo nuclear norcoreano, escribí que a Kim Jong-un no parecía importarle la reacción de China, su máximo aliado y sostén. Al margen de la magnitud de la explosión, China había quedado nuevamente enfurecida por este ensayo nuclear. Las aventuras de Pyongyang, por un lado, incentivan una mayor presencia de Washington en la zona, cosa que Beijing no desea, y por el otro, incrementan la carrera armamentista que ya se viene dando desde hace años en la región. Japón sigue avanzando ya no solo en capacidades defensivas, sino ahora también ofensivas. Del mismo modo, en Corea del Sur, el debate en cuanto a la necesidad de adquirir su propia bomba atómica ya existe desde hace tiempo, pero tiende a intensificarse tras ensayos nucleares como el que vimos en enero. Todos estos son factores que China no desea en sus cercanías, mucho menos cuando está enfrentando otro tipo de retos geopolíticos como las disputas con sus vecinos en sus mares colindantes.
  • Sin embargo, decíamos, Kim le había tomado la medida a Beijing. Porque a pesar de su enojo, China tampoco puede darse el lujo de permitir la desestabilización del régimen y con ello, la posibilidad de que Corea del Sur se le suba hasta las fronteras. El líder norcoreano sabe que cuenta con un amplio margen de maniobra. Por eso, cuando se responde con acciones de represalia en su contra, normalmente Pyongyang escala la espiral y la guerra de nervios.
  • Entendiendo lo anterior, Beijing tenía que hacer mostrar su enojo, sin que ello implicase el riesgo de desestabilizar al régimen.
  • Por ello, Beijing favorece en la ONU sanciones que se sabe, serán difíciles de implementar. China es con mucho el mayor socio comercial de Corea del Norte. China podrá impedir, si lo desea, que el cargamento procedente de su territorio hacia Corea del Norte o dirigido hacia su país desde ahí, sea inspeccionado. Beijing siempre podría argumentar que no hay evidencia de que estas importaciones/exportaciones vayan encaminadas o estén relacionadas con el programa nuclear. Esto es fundamental toda vez que China es el principal proveedor de petróleo de Corea del Norte. Beijing, en otras palabras, a pesar de las sanciones impuestas por la O NU, conserva la llave, misma que puede abrir o cerrar a su conveniencia.
  • Eso garantiza en principio que el daño económico a Pyongyang por el efecto de esas sanciones no será tan relevante como pareciera a primera vista.
  • Sin embargo, Beijing pretende que Kim reciba el mensaje que le está enviando: China no aprueba el progreso que muestra Pyongyang en materia nuclear pues, como lo explico arriba, lo considera perjudicial para sus intereses estratégicos. Y Beijing está dispuesta a marchar en conjunto con la comunidad internacional dando cada vez pasos más firmes en la dirección de aislarle, si Pyongyang no claudica o al menos exhibe algo de cooperación.

La nueva respuesta de Pyongyang

  • Como resultado de todo lo anterior, Corea del Norte reacciona como normalmente lo hace: escalando la guerra de nervios.
  • No sabemos hasta donde llegará Pyongyang en esta ocasión, pero parece un hecho que Kim Jong-un buscará comunicar a todas las partes involucradas, China incluida, que su programa nuclear, por un lado, y su programa de misiles por el otro, no van a ser aplacados mediante sanciones, amenazas, o ejercicios militares masivos. Por el contrario, como ha sucedido antes, Kim buscará manifestar que esas acciones generan precisamente el efecto contrario.

Y en estas estamos. Daremos seguimiento puntual al tema, como lo hemos hecho antes, si es que este empieza a escalar. ¿Usted cómo lo ve?

Twitter: @maurimm

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