La 4T representa una mayoría social que le confiere una gran legitimidad, pero una dosis mínima de realismo obliga a reconocer que no se puede desconocer a ciertos actores estratégicos para la gobernabilidad de un país.

Los inversionistas actúan conforme a la percepción del riesgo país y la dupla López Obrador-Sheinbaum están detonando nerviosismo en medio de la transición.