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La violencia urbana se tiene que combatir de manera integrada entre las autoridades policiacas y judiciales, así como con políticas sociales que ayuden a reducir la desigualdad, que es un factor importante para los problemas de seguridad.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Rodrigo Guerrero, alcalde de Cali, Colombia, comentó que si bien el crimen organizado fomenta la mayor parte de la violencia en las ciudades de su país, la desigualdad económica, la falta de acceso a la educación y a la salud son factores importantes que hacen caer a la población en estos vicios.

Por lo tanto, explicó que la justicia, los policías y las políticas sociales deben jugar un papel importante en esta lucha contra la violencia urbana.

También el alto nivel de impunidad en la región tiene que ser abatida mediante políticas que refuercen a los policías y la aplicación de la justicia.

¿Cómo se ha manejado el tema de la violencia urbana en una ciudad como Cali, que es una de las más importantes de Colombia?

—Cali, al igual que Medellín y Colombia en general, ha sido una ciudad muy violenta. América Latina se caracteriza a nivel mundial por ser un continente más violento.

La violencia en Cali tiene varios factores de riesgo y la estrategia debe ser integral. No hay duda que la policía tiene que ser eficiente, segura y eficaz. El sistema de justicia tiene que mejorar, pero además de eso hay otros factores que son muy importantes. El consumo de alcohol está asociado con un número de muertos muy importante en Colombia. La proliferación de armas de fuego en la población es otro tema. Es cierto que tener un arma puede producir seguridad, pero andar armado tampoco resuelve la situación. Se puede generar un conflicto y un muerto. Son factores culturales importantes y hay que trabajar en ellos.

Hay otro fenómeno importante. Los niños que han sufrido la violencia desde muy temprano en su vida generan conexiones neuronales que favorecen a que se involucren en conflictos cuando son adultos. Hay otro tema que también está relacionado con el narcotráfico y hay que trabajar en ello. Un elemento importante es el desarrollo social. La desigualdad, más que la pobreza, la coexistencia entre altos niveles económicos muy bajos en una misma sociedad se asocia con comportamientos violentos. Corregir la desigualdad y desaparecer las diferencias tan grandes en los niveles sociales son parte fundamental de nuestra estrategia para luchar contra la violencia.

En su ponencia explicó que la violencia generada por el crimen organizado representaba 67% de la violencia urbana en Cali en 2012, pero logró reducir a 47% en dos años. ¿Cuál fue la solución para combatir este problema?

—El crimen organizado era muy importante hace dos años. Cuando vimos eso, pensamos que las otras estrategias de mejoramiento de inclusión social, de educación y de salud eran importantes, pero que teníamos que hacer un esfuerzo similar al que se hizo hace 20 años en Colombia para desarticular las bandas del narcotráfico y eso lo está haciendo la policía con mucha eficacia. El hecho de analizar cómo funcionan las organizaciones criminales y su núcleo ha permitido enfrentar esta situación con una gran eficacia.

Las pandillas también son un problema importante en Cali. ¿Qué se está haciendo para combatirlas y reducir la violencia que generan?

—Las pandillas son usadas por grupos del crimen organizado que quieren tener una red de influencia en la ciudad para distribuir sus productos y hacerlos exclusivos. Las arman, las financian, las pagan. Nosotros siempre hemos dicho que había que ir por el hormiguero y no sólo por las hormigas. Hay que combatir el núcleo.

Al mismo tiempo hay que ir combatiendo la desigualdad. Esos muchos deberían estar estudiando, pero hay que generarles el ingreso para que puedan estudiar.

En América Latina está subiendo la pobreza en la mayoría de los países.

¿Cómo se puede trabajar contra esa situación?

—En Cali desarrollamos un programa que se llama Tios, que son territorios de inclusión y oportunidades. Son 11 de las comunas, las divisiones políticas de la ciudad, que tienen más necesidades, que son más deprimidas y que por esta razón posiblemente son las más violentas. Hemos hecho un programa de inversión focalizada en esos sitios de inclusión social. Se suman 100 millones de dólares en estos tres años que hemos trabajado en este programa. Hemos aplicado una serie de factores para corregir la desigualdad porque, repito, si eso no se corrige, se crean bandas criminales.

¿Qué recomendaría al gobierno de México sobre el combate a la violencia urbana?

—Hay que entender que la violencia urbana es un fenómeno multicausal, es decir, que no hay una causa que explique esta problemática. Entonces, hay que hacer una estrategia integral que se base en datos confiables. Para mí, los sistemas de información son fundamentales. Tienen que ser confiables. Es muy fácil esconder muertos. Por ejemplo, en Colombia, los desaparecidos son una forma de esconder un homicidio. Entonces tener información confiable y oportuna nos ayuda a trabajar con un enfoque integral contra la violencia.

La impunidad también es otro problema importante. ¿Qué se puede hacer para combatirla?

—Hay algo fundamental en esa integralidad, la policía y la justicia, que son los dos pilares del ordenamiento social. Si estos dos pilares no funcionan, empieza el desorden social. Todo lo que ayuda a la policía a que sea más eficaz y ayudarle a la justicia, es importantísimo e indispensable. La policía y la justicia han mejorado de manera importante en Colombia en los últimos 20 años. Antes, en 6% de los homicidios se lograba identificar al agresor; ahora a 50% los capturan en flagrancia y los identifican. Una justicia eficaz es fundamental.

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