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La Arquidiócesis Primada de México aplaude el “merecido voto de castigo” para el presidente Enrique Peña Nieto y su partido, que provocó que el PRI perdiera siete de 12 gubernaturas en las elecciones del 5 de junio pasado; asegura que este “descalabro electoral” fue resultado de la reacción de la sociedad ante la iniciativa que presentó el mandatario de legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo y de que estas parejas adopten.

Este nuevo mensaje se suma a la ofensiva que emprendió la Iglesia católica y otra decena de instituciones religiosas contra la propuesta que presentó el 17 de mayo pasado el Ejecutivo federal, y que incluyó una estrategia con los feligreses para incidir en su voto en los comicios pasados, como documentó EL UNIVERSAL en Aguascalientes.

En la editorial del semanario Desde la fe, que es el órgano informativo de la Arquidiócesis que se distribuye cada domingo en todas las parroquias de la Ciudad de México, destaca que “es de aplaudir la actitud madura de muchos mexicanos que salieron a votar”.

La publicación apunta que “no hay duda de que la sociedad, inconforme con esta imposición destructiva e inmoral, ha reaccionado y ha emitido un voto de castigo al Presidente y a su partido político, el mismo que, cabe recordar, propuso en la Ciudad de México la ley criminal del aborto y que en varios estados, aún contra el sentir de la sociedad, ha aprobado los mal llamados matrimonios entre personas del mismo sexo”.

El editorial que se difunde hoy entre la feligresía y que se titula: Merecido voto de castigo, deja en claro que “el Presidente y su partido deben respetar a la sociedad, que exige que se retire la propuesta de otorgar falsos derechos a las personas con preferencias homosexuales, a quienes, no obstante, se les puede dar una alternativa jurídica que no sea el matrimonio para salvaguardar sus verdaderos derechos”.

El pasado 17 de mayo, el presidente Enrique Peña Nieto propuso una iniciativa a nivel nacional de “matrimonio sin discriminación” para garantizar que las personas del mismo sexo puedan casarse por la vía civil en todas las entidades federativas.

La iniciativa busca “que los matrimonios se realicen sin discriminación por motivos de origen étnico o nacional, de discapacidades, de condición social, de condiciones de salud, de religión, de género o preferencias sexuales”. En ese marco, la editorial recuerda que “hace unas semanas, nos preguntábamos en este espacio si el Presidente de la República no tenía prioridades que atender antes de hacer una propuesta legis- lativa destructora de la familia, de sus derechos y de sus valores”.

Ahora, “ante el descalabro electoral del partido en el poder, cabría preguntarnos, ¿quién aconsejó al Presidente para tener contento a un grupo minoritario y a oscuros grupos internacionales que vienen destruyendo los valores sociales y a las familias?”.

Añade que “ante dicha agresión de la Presidencia a la sociedad, ésta se ha movilizado de forma sorprendente en las redes sociales y en las calles, manifestando un rechazo total a una iniciativa —que se pretende autoritaria— y detrás de la cual está el intervencionismo extranjero de poderosos lobbys auspiciados por la Organización de las Naciones Unidas, que financian esta perversión de los valores”.

En la publicación, en su análisis del proceso electoral del pasado domingo, la Arquidiócesis destaca también: “Ahora, quienes han salido favorecidos con el voto ciudadano, deben tener cuidado de no caer en optimismos ramplones, pues la población, más que elegirlos a ellos, votó en contra de los peores, de los corruptos, de los cínicos, de los vividores, de quienes chupan los recursos de los pobres sin el menor asomo de culpa.

“El voto de castigo fue una muestra del hartazgo de una sociedad que se cansó de ser pasiva y espectadora, ante un gobierno federal, y gestiones estatales, caracterizados por su ineficiencia, indolencia, desvergüenza y una indecente corrupción”, apunta.

Subraya que “no cabe duda que el hartazgo ante la corrupción, la ineficiencia y la impunidad, así como la imparable violencia y la inseguridad en la que vive secuestrada la ciudadanía, han sido los factores que llevaron a la derrota del partido en el poder”.

La editorial concluye que “el gobierno tiene la responsabilidad de atender los problemas que son verdaderamente graves, como la inseguridad, la caída incontrolable de la economía, el combate a la corrupción, y a recuperar una verdadera vocación de servicio a la sociedad que gobierna y que no está dispuesta a pasar por alto el cinismo, la corrupción y la inmoralidad”.

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