Corea del Norte amenazó ayer con “hacer pagar a Estados Unidos”, tras las sanciones aprobadas el sábado por el Consejo de Seguridad de la ONU, además de negarse a negociar sobre su programa nuclear. Sin embargo, el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dejó abierta la puerta para el diálogo con Pyongyang, al decir que Washington está dispuesto a hablar si el país pone fin a la serie de recientes lanzamientos de misiles.

Norcorea aseguró que el régimen está preparado “para hacer pagar a Estados Unidos por sus crímenes contra nuestro pueblo y nuestro país”, anunció Pyongyang en una declaración difundida por medios estatales.

Afirmó que no negociará sobre su programa de misiles: “No nos desviaremos ni un centímetro de nuestro camino hacia el rearme nuclear”.

“Si los enemigos creen que se puede poner nerviosa a Corea del Norte con sanciones, no es más que un delirio”, dijo el ministro de Exteriores norcoreano, Ri Yong-ho, quien acusó a Washington de llevar la situación “al extremo” y obligar a su país a defenderse.

“No pondremos sobre la mesa de negociaciones los misiles nucleares y balísticos bajo ninguna circunstancia”, afirmó Ri en el encuentro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), en Manila.

Señaló que Pyongyang no abandonará sus planes nucleares “hasta que la política hostil y la amenaza nuclear de Estados Unidos hacia Corea del Norte esté básicamente eliminada”.

El ministro aseguró que Pyongyang es “una potencia nuclear responsable” y que no tiene “intención de utilizar armas nucleares ni amenazar con ellas a ningún otro país excepto a EU, salvo que se una a una acción militar de Washington contra Norcorea”.

El secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, apareció con un tono conciliador y destacó: “Cuando las condiciones sean correctas, podemos sentarnos y dialogar sobre el futuro de Corea del Norte, para que se sientan seguros y prosperen económicamente”.

“La mejor señal que Corea del Norte puede darnos de que están dispuestos a hablar sería detener estos lanzamientos de misiles”, dijo Tillerson, quien agregó que “otros medios de diálogo” estaban abiertos a Pyongyang. “No hemos tenido un período prolongado en el que no hayan tomado algún tipo de acción provocativa al lanzar misiles balísticos”.

En tanto, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, sostuvo ayer una conversación telefónica con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en la que pidió ejercer la máxima presión sobre Corea del Norte para que ponga fin a su programa nuclear y llevar al régimen “al camino correcto”. La Casa Blanca informó que los dos mandatarios se sienten comprometidos con la nueva resolución de la ONU.

Moon también habló con el primer ministro japonés, Shinzo Abe. Ambos destacaron la necesidad de aplicar otras medidas unilaterales de presión, además de las sanciones de la ONU.

Rusia instó al desarme nuclear de la península coreana. Durante la cumbre de la Asean, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, pidió a su homólogo norcoreano contención en el conflicto y abogó por que todas las partes busquen de inmediato una solución diplomática a la disputa.

Pese a las prohibiciones internacionales, Norcorea probó un misil intercontinental el pasado 28 de julio que según expertos podría alcanzar EU.

Como reacción, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el sábado por unanimidad las sanciones económicas más duras adoptadas hasta ahora contra Corea del Norte, que prevén la prohibición de exportar carbón, hierro, plomo y otras materias primas, además de pescado y mariscos. Washington calcula que mermarán los ya bajos ingresos del país en unos mil millones de dólares.

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