Por tercer día consecutivo, la Casa Blanca presentó un nuevo recuento acerca de lo que —asegura— realmente pasó en el caso de la destitución de James Comey como director del FBI, que se convirtió en escándalo.

La tormenta que se ha generado por la fulminante y repentina decisión de Donald Trump sigue atizando a la administración del magnate y cada vez son más los que ven tintes “nixonianos” a lo que se vive en Washington.

Luego de tres días de confusiones, Trump salió ayer a la luz pública para dar una nueva versión de los hechos. Según explicó en una entrevista con NBC, la decisión de despedir a Comey estaba tomada de hace tiempo y los días de éste al frente del FBI estaban contados “fuera cual fuera la recomendación del Departamento de Justicia”.

Una frase que contradecía la carta de destitución firmada por él mismo, en la que explicaba que había tomado la decisión en función de las “recomendaciones” de su fiscal general y del fiscal general adjunto.

En lugar de ser bálsamo y aclarar lo que pasó, Trump siguió su retórica incendiaria y mantuvo el pulso tenso. Incluso, describió a Comey como un “fanfarrón” que no sabía gestionar el FBI y dijo que la agencia bajo su mandato era un “descontrol”.

Comey, más allá de la carta de despedida a sus ex empleados en la que los instó a seguir con su trabajo y olvidarse de lo sucedido, se mantiene en silencio. El Senado, por si acaso, lo ha invitado a que comparezca para contar su verdad y en qué estado dejó las investigaciones del Rusiagate.

El sustituto de Comey se espera que se pueda anunciar “en breve”, pero el Departamento de Justicia no quiso darse un plazo para ello. Sea como sea, la nominación tendrá que pasar por la aprobación en el Senado.

Su sucesor temporal, el director interino de la agencia de inteligencia, Andrew McCabe, se estrenó ayer en el escenario público en una audiencia del Senado, y no tuvo reparo en distanciarse e incluso discrepar de las tesis de la Casa Blanca sobre la salida de su ex jefe.

McCabe negó una de las principales tesis de la administración Trump para echar a Comey: la falta de confianza del FBI en su ex director.

“Puedo decir que el director Comey gozaba de amplio apoyo en el FBI y todavía lo tiene”, declaró su sustituto.

Asimismo, aseguró que las investigaciones de la trama rusa continuarán como si nada hubiera pasado.

“El trabajo de los hombres y mujeres del FBI continúa a pesar de cualquier cambio en circunstancias, de cualquier decisión”, afirmó, y agregó que no aceptará ninguna injerencia de la Casa Blanca que pueda entorpecer las pesquisas sobre el presunto espionaje ruso. De momento “no las ha habido”, precisó McCabe. Una investigación que la Casa Blanca considera “pequeña”, pero que el director interino del FBI afirmó que se trata de un trabajo “altamente significativo”.

Si algo quiso dejar muy claro Trump en su entrevista con NBC fue que él no está siendo investigado, algo que puso en su carta de despido a Comey —sin razón aparente— y que volvió a reiterar. “Sé que no estoy siendo investigado. Yo. Personalmente. No estoy hablando de campañas, ni de cualquier otro”, declaró.

A través de su cuenta de Twitter, su plataforma favorita, el mandatario pareció tener otro interés: “Rusia se debe estar riendo en sus mangas (sic) viendo cómo EU se parte por una EXCUSA demócrata por haber perdido las elecciones”, tuiteó Trump, totalmente ajeno a la realidad que vive el país, convencido todavía de que la trama rusa es una invención para desestabilizarlo y poner en duda su victoria electoral.

Trump, según la más reciente encuesta realizada por la Universidad de Quinnipiac, realizada antes del escándalo Comey, está en los niveles más bajos de aprobación de su mandato, cercano a 36%.

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