Washington.— A menos de dos semanas de la toma de protesta de Donald Trump, la Conferencia de Obispos Católicos (USCCB, por sus siglas en inglés) se pronunció por una política migratoria humanitaria y en favor de que Estados Unidos rescate su tradición como país hospitalario.

El llamado fue hecho por el cardenal Daniel DiNardo, de Galveston y Houston, presidente de la USCCB, y por su vicepresidente, el arzobispo José H. Gómez, de Los Ángeles, con motivo de la Semana Nacional de la Migración que se celebra del 8 al 14 de enero.

Destacaron que los estadounidenses tienen un “gran patrimonio” de dar la bienvenida al recién llegado que está dispuesto a ayudar a construir una mejor sociedad para todos. Lamentaron que, en ocasiones, “el miedo y la intolerancia han puesto a prueba ese patrimonio”.

La Semana Nacional de la Migración comenzó hace más de 25 años como un espacio de reflexión sobre las formas en que inmigrantes y refugiados han contribuido con la Iglesia católica y con Estados Unidos. Durante la edición de 2017, los obispos invitaron a los católicos a crear una “cultura de encuentro en la que los ciudadanos, viejos y nuevos, y los inmigrantes, recientes y de hace mucho tiempo, puedan compartir uno con el otro sus esperanzas”.

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