Washington.— Cinco muertos y ocho heridos es el balance del tiroteo que se vivió ayer al mediodía en la zona de recogida de equipaje de la terminal 2 del aeropuerto de Fort Lauderdale, cercano a Miami, Florida. El sospechoso, que fue detenido sin violencia, fue identificado por las autoridades como Esteban Santiago, un ex militar de 26 años nacido en Nueva Jersey, de ascendencia puertorriqueña.

Según los medios locales, Santiago acababa de aterrizar en el aeropuerto procedente de Alaska, donde residía, y disparó de forma indiscriminada a la cabeza de las personas con un arma —se habla de una pistola— que había facturado y que trasladó en su maleta, en el equipaje declarado. Al llegar a su destino, habría ido al baño a montarla y cargarla, tras lo que inició la matanza. Cuando se le terminó la munición, se tiró al suelo, permitiendo a las fuerzas de seguridad que lo detuvieran.

Los motivos del acto son desconocidos por el momento. Según fuentes de CBS News, Santiago había discutido en la primera parte de su viaje, de Alaska a Minneapolis, donde hizo escala antes del vuelo hasta Florida. Testigos de los hechos aseguraron que el atacante, quien llevaba una playera de Star Wars, no dijo ni una palabra cuando disparaba, mientras las escenas de pánico se multiplicaban entre cintas transportadoras de maletas y bolsas. Los testigos describieron la situación como “surrealista” y “caótica”. Rápidamente se desalojó todo el aeropuerto y las imágenes de televisión mostraron centenares de personas en la pista de aterrizaje esperando ser evacuadas de forma segura.

Scott Israel, alguacil del condado de Broward, donde se ubica el aeropuerto, confirmó que el asaltante actuó solo. De los ocho heridos, cinco están estables, aunque dos fueron intervenidos quirúrgicamente, y tres están en cuidados intensivos, según fuentes del Broward Health Medical Center.

El aeropuerto se mantenía anoche cerrado. Pocos minutos tras la detención, se alertó de otro posible tiroteo en uno de los estacionamientos del aeropuerto, pero resultó ser una falsa alarma —se detonó un equipaje sospechoso por precaución—. La escena continuó “activa y fluida” durante gran parte del día.

Las autoridades investigan si Esteban era “simpatizante” de grupos extremistas, a los que pudo haber seguido a través de las redes sociales, aunque por el momento no hay evidencias de ello. Tampoco tiene un récord criminal, al menos en los condados de Miami, Broward o Palm Beach. Desde hace un tiempo vivía en Alaska. Allí formó parte de la Guardia Nacional hasta que fue despedido por mal desempeño hace cuatro meses.

Familiares del sospechoso revelaron que Esteban sufría algún tipo de trastorno mental e iba a consultas sicológicas. Una fuente de los cuerpos de seguridad aseguró a Associated Press que Santiago, hace un par de meses, dijo al FBI que el gobierno controlaba su mente y lo estaba forzando a ver videos de los yihadistas del Estado Islámico.

Al mando de la investigación se puso el FBI, que interrogó a Santiago. “Podría ser alguien trastornado mentalmente, o de hecho podría ser alguien con un motivo más siniestro”, dijo el senador por Florida Bill Nelson.

El tiroteo sucede menos de siete meses después de la matanza en el local nocturno Pulse de Orlando, la peor de la historia de Estados Unidos.

Si se confirma la información, el tiroteo pone de relieve algunos de los problemas más graves que tiene EU, como la reinserción de los militares tras las experiencias traumáticas en el campo de batalla —especialmente aquellos con problemas de salud mental—, el fácil acceso a las armas y pone otra vez en entredicho el tema de la seguridad en los aeropuertos.

Según la normativa aeroportuaria estadounidense, es legal transportar un arma siempre que esté desmontada y descargada en el equipaje facturado y bajo previo aviso a la compañía; sin embargo, no hay protección una vez se recoge la maleta, que en el caso de EU es normalmente una zona de libre paso fuera de la zona de seguridad.

El gobernador Rick Scott indicó a reporteros en el aeropuerto que “los ciudadanos de Florida no tolerarán actos de maldad. Quien sea responsable tendrá que rendir cuentas ante la ley”.

El aeródromo es uno de los más ocupados del país y en un día típico recibe entre 80 mil y 100 mil pasajeros. Medios informaron que los aeropuertos de Detroit, Nueva York y Los Ángeles reforzaron las medidas de seguridad, ante el temor a un posible ataque.

El presidente electo de EU, Donald Trump, dijo vía Twitter que seguía de cerca la situación. “Mis pensamientos y oraciones para todos. ¡Cuídense!”, escribió. El mandatario Barack Obama se dijo “desconsolado” por lo ocurrido.

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