El hacinamiento carcelario es un problema de dimensiones globales que afecta a Latinoamérica con consecuencias graves que pueden llevar a la muerte, afirmó ayer Andrés Casal, jefe de infraestructura penitenciaria para las Américas del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Casal, quien se encuentra en Ciudad de Panamá impartiendo un taller organizado por la CICR y el gobierno panameño, indicó en entrevista con EFE que el hacinamiento es una problemática que no sólo se va a encontrar en Latinoamérica, “la van a encontrar en Europa, en África o en Asia”.

El Comité Internacional de la Cruz Roja trabaja dando seguimiento a este tema en unos 80 países en el mundo y, destacó Casal, sea “cual sea el país, el hacinamiento sigue siendo el problema mayor de estos sistemas penitenciarios”. Añadió que la sobrepoblación carcelaria pone una presión sobre los servicios básicos, ya sea el acceso al agua, acceso al saneamiento, acceso a la comida y a todo tipo de servicios básicos, “con las consecuencias que pueden ser enfermedades de origen hídrico como la diarrea, y casos muy extremos como en algunos países de tuberculosis y enfermedades transmisibles”. El especialista del CICR fue más allá y afirmó que uno de los principales problemas del hacinamiento es “cuando las consecuencias llevan a la muerte de la gente”.

Por su parte, Juan Pedro Schaerer, jefe de la delegación regional del CICR para México, América Central y Cuba, destacó que en el caso de Centroamérica, “los altos niveles de violencia” en países como El Salvador y Honduras llevan a las autoridades a detener más gente, lo que “hace que se agrave el hacinamiento” en las prisiones.

Según el estudio anual del Instituto de Investigación sobre Políticas Criminales (ICPR), El Salvador es el país de la región con la tasa más alta de hacinamiento, seguido de Cuba y Panamá.

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