Bruselas.— El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, reivindicó ayer la labor de las autoridades y fuerzas de seguridad belgas en la lucha contra el terrorismo, en la que reconoció que ha habido “fallos”, pero también “éxitos”, y rechazó que su país sea un Estado fallido.

“Hemos arrestado a Salah Abdes-lam [quien participó en los atentados del 13 de noviembre en París] en algunos meses, pero para detener a [Osama] Bin Laden [autor de los ataques de 2001 en Estados Unidos] hicieron falta 10 años”, defendió Michel ante la prensa internacional, e insistió en que “[tuvimos] más de 100 condenas el año pasado, en un año, en lo que se refiere a terrorismo. Un país fallido no estaría en condiciones de condenar en más de 100 oportunidades”. El ministro-presidente de la región capital belga, Rudi Vervoort, aseguró que la ciudad “sigue de pie, sigue viva”.

Michel no ha ocultado su preocupación por la mala imagen que se transmite de Bélgica desde que hace más de un año, cuando el atentado en Francia contra el semanario satírico galo Charlie Hebdo dejó al descubierto un rastro de extremismo que se extendía hasta Bruselas, una versión reforzada por la matanza del 13 de noviembre en París y el golpe sufrido por la propia capital belga el 22 de marzo.

Las autoridades de Bélgica están preocupadas por la reputación de Bruselas, una ciudad que suma 20% del PIB belga y que depende enormemente del sector servicios, que sufre ante la caída de visitantes y turistas, asustados por las imágenes reales de las recientes explosiones y tiroteos, y por la presencia de yihadistas en el distrito de Molenbeek.

Michel solicitó además a sus socios europeos una mayor coordinación en materia de seguridad. “En ninguna parte existe el riesgo cero”, subrayó.

Asimismo, prometió mejoras en seguridad, preservando las libertades fundamentales de los ciudadanos. Como ejemplo, aludió a las patrullas que combinan soldados y agentes policiales, la primera vez en 30 años en que se despliegan militares al interior de Bélgica para ayudar a garantizar la seguridad, destacó.

Ante una amenaza que sigue presente, Michel señaló que el espacio Schengen “no puede funcionar si no hay controles muy estrictos en las fronteras externas” para hacer frente a la llegada de desplazados de Libia y Siria, ni tampoco sin un mayor control sobre el intercambio de datos de pasajeros en Europa. “Somos un pequeño país en el corazón de Europa. Desde aquí es fácil ir a Berlín, Londres, París... Es un lugar fácil para organizar ataques en otros países”, recordó.

Respecto a las cuestiones internas, el primer ministro liberal de Bélgica aseguró que no ha cometido “ningún fallo político” durante la respuesta a los atentados, motivo que esgrimió para no haber aceptado las renuncias de sus ministros del Interior y de Justicia, Jan Jambon y Koen Geens, respectivamente.

Ayer mismo se informó que Najim Laachraoui, uno de los atacantes del aeropuerto de Bruselas, trabajó como auxiliar de limpieza en el Parlamento Europeo entre 2009 y 2010. Al momento de su trabajo temporal en el Parlamento, el sospechoso no tenía antecedentes penales, afirmó un portavoz del Parlamento Europeo.

En Estados Unidos, el gobierno anunció la imposición de sanciones económicas contra Abdeslam, a quien designó “terrorista internacional”. Como consecuencia quedan congelados todos los activos que Abdeslam, nacido en Bélgica y con nacionalidad francesa, pueda tener bajo jurisdicción estadounidense y se prohíbe cualquier tipo de transacción financiera con él por parte de personas y entidades estadounidenses.

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