Washington.— Estados Unidos recordó ayer los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001 en un ambiente de recogimiento, pero también de alerta ante el temor de un nuevo ataque desde un rincón insospechado del mundo, o desde un barrio suburbano dentro de la nación.

Como cada año, tres escenarios (Nueva York, Washington y Pennsylvania) permitieron recomponer la tragedia de hace 14 años en la que un puñado de terroristas consiguió doblegar el sentido colectivo de invencibilidad de la primera potencia del mundo, mientras la arrastraban hacia un estado de guerra permanente que sigue sin resolverse en Afganistán, Irak y Siria.

“Los atentados del 11 de septiembre dejaron una marca permanente en el espíritu de cada estadounidense”, aseguró Obama a través de su cuenta de Twitter, para no romper así con el silencio y la sobriedad de unas ceremonias matinales que se realizaron desde los jardines de la Casa Blanca, en el Pentágono, en la llamada zona cero de Nueva York y en la localidad de Shanksville, Pennsylvania.

Pocas horas después, sin embargo, Obama aprovechó un encuentro con miembros del Ciber Comando, en Fort Meade, Maryland, para reconocer que aunque Estados Unidos ha sido capaz de evitar un nuevo atentado terrorista de la magnitud del 11-S, “aún seguimos enfrentando amenazas significativas en distintas partes del mundo”.

“El surgimiento del Estado Islámico (EI) en Irak y Siria nos obliga hoy a redoblar esfuerzos para mantener la asistencia y la protección a las fuerzas locales para recuperar el terreno que han ganado”, dijo Obama. “Conseguimos deshacernos de Osama bin Laden. Pero aún seguimos enfrentando amenazas en distintas partes del mundo”, enfatizó.

Por la mañana, como cada año tras los atentados del 11-S, la Casa Blanca cumplió con el ritual de guardar un minuto de silencio en punto de las 8:46, la hora del primer ataque contra las torres gemelas en Nueva York.

Al mismo tiempo, desde el parque Zuccotti varias columnas de policías avanzaron hacia la zona cero de Manhattan, para montar guardia e iniciar la lectura de los nombres de las víctimas que murieron aquella mañana de septiembre.

Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 dejaron un saldo de casi 3 mil muertos y cientos de heridos en Nueva York y en las inmediaciones del Pentágono en esta capital. En las colinas de la localidad de Shanksville, donde cayó el vuelo 93 de United Airlines en el que viajaban 44 personas, cientos se arremolinaron ayer a las puertas del museo que ha sido edificado en nombre de quienes obligaron a los terroristas a estrellar el aparato en un campo vacío, evitando así otro atentado, y que constituye un recordatorio permanente de la tragedia que ocurrió hace 14 años.

Desde Nueva York, el vicepresidente Joe Biden homenajeó no sólo a las víctimas de esos ataques, sino a los más de 6 mil militares que han perdido la vida en las guerras en Afganistán e Irak. “Cada una de estas vidas merece ser recordada y honrada. Porque gracias a ellos mantenemos nuestras libertades y nuestros valores a salvo”, aseguró.

En tanto, Joshua Ryne Goldberg, de 20 años, quien dijo en foros de internet que había inspirado a terroristas en Australia y Texas, fue arrestado ayer en Florida tras instruir a un informante sobre cómo fabricar una bomba casera para atacar un acto conmemorativo en Missouri de los ataques del 11 de septiembre, de acuerdo con un documento judicial.

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