Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco, quien este domingo inicia una gira de una semana que lo llevará por Ecuador, Bolivia y Paraguay, afirmó ayer que la Iglesia católica no debería tener “líderes de por vida”, ya que corre el riesgo de parecerse a un país controlado por una dictadura.

Francisco, de 78 años, había dicho antes que estaría dispuesto a renunciar para no estar el resto de su vida como líder de los mil 200 millones de católicos que hay en el mundo, en caso de que fuera necesario por razones de salud u otras. “Seamos claros. El único que no puede ser sustituido en la Iglesia es el Espíritu Santo”, dijo el Pontífice nacido en Argentina a más de 30 mil miembros del movimiento de la Renovación Carismática, ante quienes rezó por el ecumenismo; es decir, por la restauración de la unidad entre todas las iglesias cristianas.

“Debería haber un límite de tiempo a los puestos (en la Iglesia), que en realidad son posiciones de servicio”, destacó. Para aclarar que sus comentarios no se referían solamente al clero, Francisco agregó: “Es conveniente que todas las posiciones en la Iglesia tengan un límite de tiempo. No hay líderes de por vida en la Iglesia. Esto pasa en algunos países donde hay dictaduras”.

En febrero de 2013 Benedicto XVI, el predecesor de Francisco, se convirtió en el primer Papa en renunciar al cargo en 600 años.

En su discurso de ayer, el Pontífice afirmó que “la historia nos ha dividido. Jesús, ayúdanos a ir por la vía de la unidad o de esta diversidad reconciliada... Concédenos la unidad a todos los cristianos”. Recordó además a los cristianos perseguidos en el mundo al señalar: “Si el enemigo nos une en la muerte, ¿quiénes somos nosotros para dividirnos en la vida?”.

En Ecuador, mientras tanto, la Plaza de la Independencia —Patrimonio de la Humanidad—, el Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal, el Palacio de la Curia, la Catedral Metropolitana de Quito y el Palacio Presidencial de Carondelet, lucían ya engalanados con el sonriente rostro de Francisco, que llega al país sudamericano este domingo.

Un día después, estará en Guayaquil, donde ofrecerá una misa campal ante 1.5 millones de personas en el parque “Los Samanes”.

La visita se produce en medio de las protestas contra el gobierno de Rafael Correa. En este sentido, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) pidió ayer respeto y protección a las expresiones ciudadanas y dijo que la visita del Papa es una “buena oportunidad” para asumir responsabilidades en las actuales circunstancias ecuatorianas.

En Bolivia, adonde el jerarca católico llega el 8 de julio, organizaciones defensoras de los derechos humanos le pedirán, se informó ayer, que apoye las gestiones que han iniciado para pedir la beatificación del jesuita español Luis Espinal Camps, asesinado por paramilitares antes del golpe de Estado de Luis García Meza en 1980.

El viernes 10 de julio, Francisco dialogará con presos de la cárcel Palmasola, en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra. “Será un encuentro íntimo y sin periodistas”, dijo la ministra de Comunicación, Marianela Paco.

Las autoridades de Paraguay, última escala de la gira, se declararon listas para recibir al Papa, quien ofrecerá una misa masiva en el parque Ñu Guasú, a la que está previsto asista la presidenta argentina Cristina Kirchner. Agencias

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