Una niña de dos años, que murió de cáncer cerebral el pasado abril, fue congelada criogénicamente con la esperanza de que pueda ser revivida cuando la ciencia encuentre una cura a su enfermedad, informó The Daily Mail.

Matheryn Naovaratpong, de Tailandia, se convirtió así en la persona más joven en ser sometida a este proceso.

La pequeña fue diagnosticada en abril del año pasado, luego de que una mañana sus padres no pudieron despertarla. Tras ser ingresada en un hospital de Bangkok, los análisis mostraron que tenía un tumor de 11 centímetros en el lado izquierdo del cerebro, señala el diario inglés.

Los doctores le diagnosticaron ependimoblastoma, una rara forma de cáncer cerebral que afecta a niños y jóvenes, y que da a quienes la sufren una esperanza de vida de cinco años.

La pequeña cayó en estado de coma y tras meses de tratamiento intensivo, incluyendo 12 operaciones cerebrales, 20 sesiones de quimioterapia y otras 20 de radiaciones, los doctores no pudieron hacer nada más.

Así, Matheryn murió el 8 de enero de este año luego de que sus padres apagaran la máquina de soporte de vida artificial. Para ese momento ya había perdido el 80% del lado izquierdo de su cerebro, paralizando la parte derecha de su cuerpo.

Pero su familia decidió que fuera congelada criogénicamente, por uno de los mayores proveedores de este servicio en el mundo, con la esperanza de que su muerte no fuera en vano.

La niña se encuentra actualmente en las instalaciones de la compañía Alcor, en Arizona. Su cerebro y su cuerpo están congelados por separado a -196°C.

Su familia tiene la esperanza de que algún día la ciencia habrá progresado lo suficiente como para regresarla a la vida, y que algunas muestras de su cerebro y otras partes de su cuerpo puedan ser estudiadas para lograr una cura.

Además, el proceso no fue sencillo, pues la delicada salud de la niña en sus últimos días, impedía que fuera trasladada desde Tailandia a EU. Desde el momento en el que fue declarada muerta, un doctor de la compañía Alcocer llegó al hospital para comenzar el tratamiento del cuerpo.

Por lo general, el cerebro es retirado del cuerpo y luego ambas se congelan, pero por las costumbres en Tailandia y las cuestiones de traslado a EU, el equipo de Alcocer decidió no hacerlo.

Primero se mueve el cuerpo a una cama de hielo, cubriéndolo de materiales congelantes y reiniciando el corazón con un resucitador cardio pulmonar. Se suministran más de una docena de medicamentos antes de drenar toda la sangre del cuerpo y reemplazarla con anticongelante de grado médico.

Después se abre la cavidad toráxica para conectar las principales válvulas sanguíneas a una máquina que expulsa toda la sangre restante, y luego disminuye la temperatura corporal a un grado Celsius por hora. Después de dos semanas, el cuerpo alcanza una temperatura de -196°C.

Este procedimiento fue realizado primero en el cuerpo y luego en el cerebro de la pequeña, que ahora se encuentra almacenado en un contenedor de acero inoxidable, sellado y lleno de nitrógeno líquido.

Por encima de las críticas y las dudas sobre este proceso y su utilidad actual, los costos para lograrlo van desde los 700 dólares al año para un procedimiento regular, hasta los 80 mil dólares anuales por preservación neurológica, como a la que fue sometida Matheryn.

Pese a que la ciencia permite vislumbrar el proceso por el que podría pasar Maythern para poder 'volver a la vida', por el momento sólo ha sido probado a pequeña escala, con la 'impresión' en 3D de algunas células y órganos, pero aún no se ha intentado recrear un cuerpo entero.

Los padres de Maythern, ambos médicos, aseguran haber obtenido cierta paz mental tras la tragedia al pensar que, "al menos, dedicamos su vida al progreso y desarrollo de la ciencia", dijo su madre.

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