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Por espacio de unos minutos, Delfina Gómez Álvarez recordó sus días como maestra. La candidata de Morena al gobierno estatal regresó a las aulas, aunque éstas no tienen nada que ver con una escuela digna, pues fueron construidas por los propios alumnos, parchadas con laminas y madera.

Enclavada en la colonia popular Lomas del Parque de Tultitlán, la escuela preparatoria pública oficial número 256 lleva el nombre del líder revolucionario Fidel Castro.

Pero, según sus propios alumnos, la revolución no les ha hecho justicia, ya que están construidas con láminas que no los resguardan del frío y en épocas de calor el clima es agobiante.

Noemí Vargas, de 15 años que cursa el segundo año, le explica las carencias a las que se enfrentan como un techo en el que se filtra la lluvia, el polvo a falta de calles pavimentadas, el intenso calor y la falta de una biblioteca. Y ni hablar de que solo hay dos baños para los 300 alumnos.

El director del plantel, Pedro Pablo Ponce Monte, sostuvo que esta escuela a pesar de ser muy humilde, sí está reconocida ante la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Más tarde, en un mitin por otra de las zonas marginadas de Tultitlán, y ante la supuesta guerra sucia en su contra, Gómez bromeó que “ojalá que luego no salgan que soy novia de Trump o una descuartizadora”.

Ante las acusaciones del PAN sobre supuestos cobros irregulares cuando fue alcaldesa de Texcoco, la abanderada de Morena dijo que comparecerá ante cualquier instancia en la que sea demandada.

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