Se han preguntado alguna vez ¿de qué color es el salmón?
Seguramente no, pues resulta obvia la respuesta, pero ¿tenemos la certeza de que en verdad ese es su color natural?

El salmón que consumimos normalmente proviene de piscifactorías, lugares donde los salmones son alimentados de grasas animales, levadura y soja transgénica, lo que le da un color pálido y grisáceo a su carne. El salmón en su ambiente natural se alimenta de camarones, pequeños crustáceos y krill, animales de color anaranjado y ricos en una sustancia llamada astaxantina, lo que le da esa tonalidad que todos le conocemos a la carne de este pescado.



¿Ustedes comerían un salmón de color gris?
Diversos estudios de mercado demostraron que los consumidores no se sentían atraídos por este color, así que las piscifactorías decidieron teñir a sus salmones, añadiendo cápsulas de astaxantina artificial a su dieta, lo que les da el aspecto llamativo que todos conocemos.



La astaxantina artificial no es una sustancia tóxica para el ser humano, de hecho el proceso está tan bien controlado que empresas como los laboratorios Hoffman-LaRouche desarrollaron una gran variedad de tonalidades para darle el color ideal a cada salmón.

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