En noviembre del año pasado, durante nuestro “Sexto Foro Nacional Sumemos Causa Ciudadanos + Policías”, el presidente Enrique Peña dijo que había “voces que desde la sociedad civil hacían bullying a las instituciones de seguridad”. Hace unas semanas, en entrevista con Milenio, el candidato López Obrador señaló que tiene “mucha desconfianza a eso que llaman sociedad civil”. Estas son sólo dos expresiones, las más visibles, pero desafortunadamente no las únicas dentro de la clase política con respecto a las organizaciones de la sociedad civil. Detrás de este tipo de señalamientos hay un profundo desconocimiento del “tercer sector” y de su importancia en la vida reciente del país. En el registro oficial, existen casi 39 mil organizaciones, pero son muchas más que participan de manera informal. El INEGI reporta que las instituciones sin fines de lucro aportan más de 559 mil millones de pesos, que equivalen al 3% del PIB, y eso que 58 de cada 100 personas participan como voluntarios, sin remuneración alguna.

El universo de las organizaciones es tan amplio y diverso como lo es la sociedad mexicana y, a lo largo de los años, se ha transformado, ampliado y madurado. Aprendieron cómo comunicar mejor las ideas; a darle mayor impacto a las denuncias; a especializarse y profesionalizarse.

No ha sido un esfuerzo en vano. Las organizaciones de la sociedad civil han contribuido de manera significativa a la transformación del país, promoviendo la creación de órganos autónomos como el INE o el Inai; o impulsando el Sistema de Justicia Penal Acusatorio; o el fortalecimiento y autonomía de la CNDH. Promoviendo también la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres; Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas y la creación del Sistema Nacional Anticorrupción. Y son muchos más los cambios importantes en leyes e instituciones ideados o promovidos desde o con el apoyo de la sociedad civil, todos a partir de la convicción de que debemos perfeccionar nuestra democracia.

En estos tiempos electorales, 56 organizaciones quisimos transmitir a quienes aspiran a ocupar un cargo público que lo importante no es ganar la elección, sino saber gobernar. Por eso, durante los pasados 12 meses, nos reunirnos para reflexionar y proponer soluciones integrales a los grandes temas nacionales. Fue así como se construyó una agenda ciudadana, estructurada en siete ejes que se pueden consultar en www.cumbreciudadana.org.mx. La agenda ya se envió a quienes compiten por la Presidencia de la República con la intención de que la suscriban. Son 56 propuestas pensadas para desarrollar y fortalecer a las instituciones, y que ya valoraron su viabilidad presupuestal; que delimitan ámbitos de actuación de distintas autoridades; que resaltan la necesidad de dignificar el servicio público, con esquemas de gobierno abierto a fin de que la ciudadanía pueda vigilar, evaluar y apoyar el funcionamiento de nuestras instituciones. El 29 de mayo vamos a realizar la Tercera Cumbre Ciudadana por un Estado democrático de derechos sin corrupción ni impunidad, invitamos a las organizaciones a sumarse suscribiendo la agenda y esperamos que los candidatos expresen sus opiniones y posturas sobre cada una de estas propuestas.

Desde luego, bienvenida la crítica a estas propuestas. No pretenden encarnar la verdad ni ser la panacea. Pero criticar a quien propone y no la propuesta, es un síntoma de intolerancia y prejuicio. Gane quien gane, las miles de organizaciones que ya existen en nuestro país continuarán señalando y denunciando deficiencias, errores, injusticias, abusos y corrupción. Continuarán también proponiendo rectificaciones, enmiendas, nuevos caminos. Así que será mejor que, quienes lleguen al poder, se vayan haciendo a la idea. (Colaboró: Sonia Quintana Martínez, coordinadora de Contenidos, Causa en Común).

Presidenta de Causa en Común.
@MaElenaMorera

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