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Meneos de cadera como si fuera cumbia, vigorosos saltos al estilo del rock e intentos de ir bajando el cuerpo hasta el suelo mediante la flexión de rodillas (lo cual nadie logró) fue algo de lo visto la noche del sábado.

El Plaza Condesa se convirtió en una sucursal colombiana con la presencia de Bomba Estéreo, agrupación caracterizada por su mezcla de géneros.

Tres pantallas sobre el escenario, que lo mismo se pintaban de colores, mostraban complejas figuras geométricas en movimiento o se proyectaban videos, enmarcaron la presencia de Liliana Saumet (voz), Simón Mejía (bajo y sintetizador) y Julián Salazar (guitarra).

“Me encanta que hayan venido a bailar con nosotros”, exclamó Liliana ante la algarabía de los más de 2 mil fans, de acuerdo con cifras de los organizadores, que una hora antes del concierto, ya esperaban las notas musicales.

Muchos se encontraban con las ropas y cabello húmedo debido a la llovizna que cayó minutos antes en la zona del inmueble. Los nominados al Grammy por su álbum Elegancia tropical arrancaron la noche con “Sólo tu” y “Soy yo”, pero fue “Caderas” la que provocó un alarido que retumbó en las paredes del Plaza.

Entre el público, de todo: chicas con lentes oscuros —a pesar de estar en penumbras—, parejas platicando con cerveza en mano, grupos de amigos tratando de enseñar a otros a bailar, y algunos con el puño en alto que luego abrían para sostener el celular y tomar video o foto.

Ya para cuando la vocalista se colocó en la cabeza un arreglo que simulaban plumas blancas, la gente permanecía con poco movimiento, algo agotados, apresurando al paso sólo para alcanzar al mesero con bebidas o al baño.

Después de todo habían pasado 45 minutos con canciones de reggae, rock, cumbia, rapcom y electrónica, perfeccionándose desde 2005 cuando surgió el trío.

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