Dustin Hoffman tenía 30 años cuando el papel del tímido Benjamin Braddock lo dio a conocer en todo el mundo. Este martes 8 de agosto, el ahora veterano actor ganador de dos Oscar cumple 80, mientras El graduado, la película que lo catapultó a la fama, celebra también medio siglo de vida.

Inolvidable es la escena en la que el actor californiano se queda de repente solo en la habitación con una conocida de sus padres sedienta de sexo, interpretada por Anne Bancroft. “Señora Robinson, está intentando seducirme, ¿verdad?”, balbucea el joven e inexperto universitario.

Fue su primer papel protagonista en Hollywood. El graduado, dirigido por Mike Nichols, se convirtió en una obra maestra intemporal que ridiculizaba el falaz e hipócrita orden social, rompía tabúes sexuales y establecía a Hoffman como estrella del cine estadounidense.

Medio siglo después Hoffman sigue apareciendo ante las cámaras y recientemente desfiló por la alrombra roja del Festival de Cannes para presentar la producción The Meyerowitz Stories de Netflix. En la tragicomedia de Noah Baumbach brilló al dar vida al malhumorado jefe de una familia de artistas destruida con duras peleas de hijos y nietos.

La vida privada del actor parece armónica. El próximo octubre celebrará junto a su mujer Lisa el 37 aniversario de su boda, estando “más enamorados que nunca”, según aseguró ésta el pasado julio en declaraciones a la revista Closer.

Dustin conoció a Lisa, de 62 años, cuando ella tenía sólo 10, a raíz de una amistad entre su abuela y la madre de él. La pareja tiene ahora cuatro hijos en común, que se suman a las dos hijas del actor de su primer matrimonio.

Hoffman no se deja frenar por la edad. Con 74 años pasó al otro lado de la cámara para dirigir la cinta Quartet, en la que tematizaba el hecho de envejecer, con numerosos guiños, a través de la historia de amistad y rivalidad de dos músicos de avanzada edad en una residencia de ancianos.

También en Boychoir vuelve a hablar de música, dando vida a un estricto director de coro y orquesta que impulsa a un joven cantante de origen desfavorecido. Y es que el propio Hoffman quiso ser músico, pero cuando era estudiante cambió sus estudios y empezó a tomar clases de interpretación en California y después en Actors Studio en Nueva York.

Con sus actuaciones teatrales y pequeños papeles en televisión se mantuvo muchos años a flote, ganando poco dinero hasta los 30 años, según contó una vez sobre sus comienzos.

El actor de 1.67 de altura y aspecto tímido estuvo a punto de no protagonizar El graduado, porque el director quería a Robert Redford para el papel. Pero éste lo rechazó y fue para un Hoffman totalmente desconocido en Hollywood, que le valió directamente su primera nominación a un Oscar. Hasta la actualidad la cinta sigue siendo un film de culto.

Desde entonces, el actor californiano ha interpretado con frecuencia a personajes difíciles y outsiders gracias a su enorme versatilidad y capacidad de transformación.

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