Una ciudad de ficción es la protagonista en la nueva campaña de Bottega Veneta. La enorme instalación Grande Cretto del artista Alberto Burri fue elegida por la firma para promover su colección otoño/invierno 2016. La obra está conformada por bloques de cemento y fue creada sobre los restos que quedaron de Gibelina, un pueblo en Sicilia, Italia que fue destruido tras un terremoto en 1968.

Las ruinas convertidas en arte crearon el escenario ideal para que la fotógrafa holandesa Viviane Sassen experimentara con los juegos de contrastes que la caracterizan. El resultado son un e imágenes que reflejan el espíritu sofisticado de la colección, mientras crean un deleite visual con las siluetas delicadas de los modelos Simon Fitskie y Rianne Van Rompaey, las cuales resaltan sobre el blanco de los muros que conforman el espacio artístico de aproximadamente 80 mil metros cuadrados.

Gracias al proyecto The Art of Collaboration que Tomas Maier, el director creativo de Bottega Veneta, lleva a cabo desde 2001, la firma celebra al arte en sus campañas. En éste, varios artistas visuales colaboran con la maison y en años anteriores han participado personajes como Juergen Teller, Peter Lindbergh, Nan Goldin y Philip-Lorca diCorcia

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