Para 1964, Jorge Luis Borges, de 65 años, ya había publicado buena parte de sus obras más connotadas: Fervor de Buenos Aires (1923), Inquisiciones (1925), Ficciones (1944), El Aleph (1949), El Hacedor (1960), El otro, el mismo (1964), entre muchas otras. También ya había acumulado cuatro nominaciones al Nobel de Literatura en menos de una década —en las cuales el autor de La historia universal de la infamia (1935) ni siquiera pasó a las “semifinales” de la selección de la Academia Sueca—, y debió acaparar algunas más sin éxito hasta su muerte en Ginebra el 14 de junio de 1986.

La Fundación Nobel mantiene en secreto durante 50 años la información sobre las nominaciones y selecciones de los laureados, por lo que sólo hay datos oficiales de 1901 a 1964, relativos a 2 mil 892 postulaciones de escritores, en la categoría de Literatura.

Justo en la más reciente desclasificación de expedientes aparece por cuarta vez el nombre del narrador, ensayista y poeta argentino, dentro de una lista de 76 candidatos, entre los cuales la Academia Sueca seleccionó a seis finalistas: Jean-Paul Sartre, Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Junichiro Tanizaki, Wystan Hugh Auden y Mijail Sholojov. El Comité del Nobel redujo el elenco a Sartre y a Sholojov y el 17 de septiembre de ese año, unánimemente, otorgó el premio al filósofo francés... quien lo rechazó.

Borges tuvo su primera nominación al Nobel en 1956 gracias a René Etiemble, profesor de Lengua Francesa y Literatura de la Universidad de Montpellier, quien a su vez, en 1963, fue postulado por su compatriota Auguste Haury, profesor de la Universidad de Bordeaux. Dos desconocidos ahora.

Pero el mayor admirador de Borges en esa época era un sueco de su generación, Henry Olsson (1896-1985), profesor de Historia de la Literatura y Poética de la Universidad de Estocolmo, quien postuló al argentino al menos tres años seguidos 1962, 1963 y 1964, según datos desclasificados hasta hoy.

Olsson, miembro de número en la Academia Sueca de 1952 hasta su muerte en 1985 (un año antes de la de Borges), fue un prolífico nominador. De 1946 a 1964 presentó a 16 escritores en 19 nominaciones.

Y más o menos tuvo buen ojo para los Nobeles, aunque sus elegidos no recibieron el premio el año en que él los nominó. Por ejemplo, postuló a Francois Mauriac en 1946, pero el francés ganó el premio hasta 1952, a iniciativa de Oscar Wieselgren, quien también tuvo éxito con Pär Lagerkvist en 1951 y Thomas Stern Eliot en 1948 (ese año impulsó a Winston Churchill pero el británico ganó hasta 1953).

Olsson anticipó cuatro Nobeles, pero sólo a Borges lo postuló tres veces al menos... en vano: Mauriac, 1946 (Nobel 1952); Mikhail Sholojov, 1949 (N. 1965); Hans Carossa, 1949; Nikos Kazantzakis, 1954; Gunnar Gunnarsson, 1955; Ignazio Silone, 1958; John Steinbeck, 1960 (1962); Louis Aragon, 1960; Robert Graves, 1961; Yasunari Kawabata, 1961 y 1963 (Nobel 1968); Jean Anouilh, 1963; Borges, 1962, 1963 y 1964; Erich Kästner, 1962; Karen Blixen, 1962; Auden, 1963; y Väinnö Linna, 1964.

Dos versiones se barajan desde hace 30 años sobre las razones por las cuales Borges no fue reconocido con el Nobel. Una por recibir en 1976 un doctorado honoris causa de la Universidad de Chile de manos del dictador Augusto Pinochet, cuya política represiva avaló en un discurso. Otra, por diferencias con el poeta de izquierda y miembro de la Academia Sueca desde 1968, Artur Lundkvist, a quien también se atribuye la oposición a que el narrador católico Graham Green ganara el galardón.

Sobre el affaire Borges-Pinochet se recuerda que ese 21 de septiembre de 1976, el escritor argentino declaró ante el dictador: “En esta época de anarquía sé que hay aquí, entre la cordillera y el mar, una patria fuerte. Lugones predicó la patria fuerte cuando habló de la hora de la espada. Yo declaro preferir la espada, la clara espada, a la furtiva dinamita (...) Y aquí tenemos: Chile, sea región, esa patria, que es a la vez una larga patria y una honrosa espada”, según publicó en 1999 el diario chileno La Tercera.

Sobre la animadversión de Lundkvist, dos versiones convergen en este personaje: el escritor chileno Volodia Teitelboim, autor de Los dos Borges, hace años refirió al diario de su país La Nación, que un día visitó al poeta en Estocolmo y éste le confió que la Academia Sueca nunca le daría el Nobel a Borges por el asunto con Pinochet.

De acuerdo con Teitelboim, Lundkvist agregó: “La sociedad sueca no puede premiar a alguien con esos antecedentes”. A su vez, la biógrafa María Esther Vázquez, autora de Borges, esplendor y derrota, aseguró que Lundkvist nunca perdonó al argentino una crítica a su obra.

Borges murió sin el Nobel. En el año de su primera nominación, 1956, ganó Juan Ramón Jiménez; en 1962, John Steinbeck se adjudicó el premio; en 1963, Yorgos Seferis, y en 1964, Sartre.

jram

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