Mientras el sol resplandece en la Ciudad de México, son las 10 de la noche en Zlín, una ciudad pequeña en República Checa. Alejandro Juárez responde al teléfono y habla en español, después de mucho tiempo. A parte de con su mujer (ella es checa, pero es maestra de español), el ingeniero biomédico mexicano ya utiliza poco su idioma. Ya son cinco años que salió indefinidamente de México y poco más de uno que se encuentra en esta ciudad de casi 80 mil habitantes. Ahí, es ingeniero de producto en Parabel s.r.o, una empresa que se encarga de diseñar y desarrollar nuevos productos relacionados con tecnología médica.

Son 11 millones 913 mil 989 los mexicanos que viven fuera de nuestro país, de los cuales, casi 98% radica en Estados Unidos. La mayoría de los mexicanos se encuentran en el continente americano (54%) y 40% en Europa, como en el caso de Alejandro. De la totalidad que viven fuera —sin contar Estados Unidos— 41% lo constituyen profesionistas (30%) y personas que se dedican a hacer un oficio (11%). El resto son estudiantes (27%), amas de casa (14%) y otros, de acuerdo con datos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior.

¿Es difícil lograrlo? Sí, pero no imposible, asegura el ingeniero biomédico, el cual desde que estudiaba la preparatoria tenía la idea de radicar fuera de México.

Tanto especialistas como mexicanos que se han ido a trabajar al extranjero coinciden: la manera más sencilla efectiva de encontrar un puesto en el extranjero es ir a estudiar a ese país durante un tiempo y ya ahí hacer el contacto con empleadores potenciales.

Aunque también hay otras formas. Por ejemplo, entrar a una empresa con miras de que puedan expatriarte después de ciertos años. En este caso estarías limitado a las posiciones que esa organización pueda ofrecerte y al proceso de selección de ésta. Pero una ventaja es que de esta manera no tendrías que demostrar que tú tienes un valor agregado que te haría valioso en otro país, debido a que la empresa en la que estás contratado al hacer tu cambio a otra latitud ya está validando tus habilidades.

“Vivimos en un mundo global donde los países están intercomunicados entre ellos y hay movilidad del talento, es una generalidad en el mundo”, explica Cédric Trantoul, director en Michael Page.

El camino

Si quieres salir del país, ¿qué es lo que te motiva? Conocer estas motivaciones te ayudará a encontrar el dónde, cómo y cuándo hacerlo.

“Piensa en cuáles son tus motivaciones para buscar un trabajo remunerado en el extranjero, ¿Quieres aprender una nueva habilidad? ¿Construir un CV internacional? ¿Explorar por el puro gusto otro país?”, explica Idealist Careers, un sitio dedicado a conectar profesionales, sobre las preguntas que tienes que hacerte. Esto te permitirá encontrar los mejores trabajos.

Por ejemplo, si quieres aprender solamente el idioma, un trabajo de voluntario podría ayudarte, así que tendrías que buscar asociaciones que puedan conectarte con estas oportunidades. Si te interesa explorar el país, un trabajo temporal, aunque no tenga que ver con tu carrera, puede ayudarte a costearte la estancia.

Lo más importante

El estar capacitado y tener las habilidades necesarias para enfrentar el mundo laboral es esencial siempre que se está buscando trabajo, pero cobra mayor relevancia cuando se busca trabajo en otras latitudes porque además de que la competencia se multiplica —se está compitiendo con candidatos de otros países—, el nivel de expertise de estos candidatos muy probablemente será mayor.

Así que si tu objetivo es emigrar al extranjero identifica cuáles son las habilidades que necesitas para volverte atractivo en el exterior.

Dominar el idioma

Hablar inglés —y no sólo eso, sino hacerlo a un nivel avanzado— ya no es una exigencia, sino un commodity (materia prima) en el mundo laboral, y mucho más en estos casos en el que se quiere salir al extranjero.

Además de inglés, dominar un tercer o cuarto idioma resulta cada vez más valorado. Por ejemplo, Alejandro trabaja en inglés, alemán (a pesar de que 96% de la población habla checo, también se comunica en este idioma) y la vida diaria la desarrolla en checo, el cual apenas lo
está aprendiendo.

“No basta un nivel B2, para ser competitivo necesitas un nivel C1”, asegura. El especialista de Michael Page asegura que lo mejor sería hablar el idioma del lugar, pero en el caso de que no sea tan común o no lo sepas, el idioma inglés es lo mínimo que debes conocer.

Pasa la voz

Alexandra Talty, una reportera que ha viajado por el mundo y que se estableció varios años en Líbano y República Dominicana, cuenta en un texto para Forbes las cosas que le ayudaron a encontrar trabajo en otros países y entre éstas, se encuentra el pasar la voz.

Si ya te decidiste por un lugar cuéntales a todos los que puedas sobre tus planes. “Existe la oportunidad de que conozcan a alguien que conoce a alguien que puede ayudarte”, asegura.

No está tan fácil

Los procesos para conseguir trabajo en otro lugar pueden ser muy complejos pero las posibilidades existen.

Lo que Alejandro cuenta es que en Suiza, por ejemplo, la preferencia es para los trabajadores suizos y hasta el final para los extranjeros. Así que vale estar preparado y mucho más que el promedio, porque con la educación mexicana es muy probable que no sea suficiente.

Él cuenta que en el caso de Europa, las licenciaturas mexicanas no son para nada valoradas. De hecho, hasta que él no consiguió la maestría en ingeniería es que lo consideraron ingeniero en esas latitudes.

“La educación es pésima en México, me di cuenta estando aquí. En el caso de ingeniería, que es mi área, me di cuenta que la educación está muy mal y yo vengo de la Ibero, que es la mejor en biomédica”, cuenta.

Lo que él comprobó estudiando la maestría en Suiza es que el nivel educativo es muy alto y que, a diferencia de en México, las reglas en general son muy estrictas.

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