El tipo de cambio del peso lleva 22 años flotando. El 22 de diciembre de 1994, las autoridades determinaron el régimen de libre flotación, obligados por la devaluación de la moneda mexicana derivada de una serie de acontecimientos políticos que terminaron con lo que se conoce en la historia financiera con el “error de diciembre”.

Desde entones, la paridad cambiaria peso-dólar se rige por libremente en el mercado de acuerdo a la oferta y demanda; las operaciones que lleva a cabo el Banco de México (Banxico) se realizan bajo mecanismos preanunciados y reglas transparentes.

Este día se cumplen 22 años de la libre flotación y dado que la Comisión de Cambios integrada por la Secretaría de Hacienda y Banxico han reafirmado su permanencia, será uno de los esquemas más perdurables en el tiempo.

Sólo la paridad fija de 12.50 pesos por dólar había durado 22 años, según registros del banco central, ya que dicho régimen se aplicó de abril de 1954 a agosto de 1996.

Para analistas, la libre flotación ha servido de mecanismo de defensa ante los vaivenes de los mercados porque se ajusta libremente a los movimientos y choques externos, gracias a ello no hay ningún "cisne negro" que pudiera vislumbrar una crisis en la cuenta corriente.

Así, el balance es positivo, lo que ha permitido que el peso sea la décima divisa más operada a nivel mundial.

“Definitivamente es positivo por varias razones: una, el tener la flotación anclada a tendencias de mercado da certidumbre al inversionista, el inversionista sabe que si sube o baja a tales niveles, es el mercado el que lo está poniendo ahí por una u otra razón, por razones de mercado y no por alguien en el gobierno tratando de defender algún interés”, dijo el director ejecutivo y estratega de la oficina principal de Inversión para UBS México, Esteban Polindura.

Las predicciones y estimaciones para el tipo de cambio también se pueden anclar a factores fundamentales financieros y económicos de modelos probados y no a la reacción de cierta persona en el gobierno, agregó.

Para temas de pago de deuda también es favorable, consideró, porque hay posibilidades de hacer estimados hacia delante y para cubrir las exposiciones tanto del gobierno como de las empresas a ciertos movimientos de la paridad de una manera más eficiente con productos derivados y otras herramientas financieras.

Si el tipo de cambio fuera dictaminado por alguna persona, las empresas no podrían acceder a instituciones financieras que les ponen un menú de alternativas para protegerse, añadió Polindura.

“Lo considero positivo y el gobierno mexicano tiene la intención de mantener la libre flotación y creemos que así debe de ser”, expresó.

Asimismo, hizo notar que el banco central tiene sus reservas y en ciertos periodos hay movimientos que requieren de tener una mayor oferta de dólares, lo que ha funcionado muy bien, pero también es bueno que no entre en un “juego de defender un nivel a costa de todo y por cualquier razón”.

Por ejemplo, si de repente hay un golpe de especulación en la moneda mexicana, que puede o no que ver con el gobierno, pero el peso es muy líquido, muchos extranjeros lo toman como una forma de jugar con cierta tolerancia a nivel global, explicó.

El economista en jefe de Barclays México, Marco Oviedo, afirmó que la flexibilidad del régimen cambiario ayuda a estabilizar los flujos de cuenta corriente.

Por eso no ve “un cisne negro” en la posibilidad de que se llegue a presentar una crisis en la balanza de pagos.

“Como tenemos un tipo de cambio flexible, inmediatamente el peso reacciona; no es que lo tengamos fijo como en el 94 donde explotó la bomba y el peso se depreció 100% de un jalón. Se ha venido depreciado 30%-40% en el año reflejando esos problemas”, refiere.

El CEO de Bank of America Merrill Lynch en México, Emilio Romano, destacó que a diferencia de hace 20 años, una de las fortalezas de la economía es la flotación del tipo de cambio porque ayuda como amortiguador para resistir los choques externos.

iel

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