El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, negó que su salida de la institución sea por diferencias con la secretaría de Hacienda o el Gobierno federal.

Negó también que su renuncia signifique que "abandone el barco en medio de la tormenta".

Dijo que todavía faltan siete meses para tomar el cargo al frente del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), por lo que negó que sea una irresponsabilidad haber aceptado el nombramiento que distingue a México por ser el primer país emergente que dirigirá a esa institución de importancia en el ámbito global.

"Voy a estar todavía siete meses y espero que la tormenta no dure tanto; aquí estaré trabajando con toda entrega con la junta de gobierno y el personal y en coordinación con la Secretaría de Hacienda en lo que nos toca interactuar", respondió a la pregunta sobre si estaría abandonado el barco en medio de la tormenta.

En conferencia de prensa en sus oficinas del Banco de la calle Cinco de Mayo en el Centro Histórico de la Ciudad de México, dijo que su decisión tampoco se debe a desacuerdos con Hacienda o el gobierno Federal.

"De ninguna manera se debe leer mi salida anima reacción de mi parte particular o a algún supuesto desencuentro con la Secretaría de Hacienda o el gobierno Federal; los tiempos no los marco yo no México, así se dieron los tiempos", puntualizó.

Dijo estar tranquilo porque el Banco de México es una institución autónoma con un gran capital humano que se maneja con base a un órgano colegiado transparente.

Carstens bromeó cuando le preguntaron cuál sería el perfil del nuevo gobernador: "Sin duda debe ser más esbelto".

Destacó que su nombramiento tiene especial relevancia al ser el primero surgido de un país emergente para una institución como el BIS cuyas reglas no privilegian la nacionalidad.

Mencionó que luego de la invitación pensó mucho su decisión que le causó sentimientos encontrados.

tcm

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