Mientras las autoridades cavilan, los jueces analizan, la opinión pública se divide y la familia enfurece, aguarda retenido en un hotel de medio pelo el paso de las horas y la llegada de una solución que resuelva su situación , su eventual vuelta a Belgrado o su permanencia en Melbourne para disputar el Abierto de Australia , el primer Grand Slam de la temporada.

Con el reto de ganar su décimo trofeo en el Melbourne Park y elevar a veintiuno la cifra de grandes éxitos para erigirse en el mejor de la historia, Djokovic se engulle de mensajes de apoyo ante otros, más numerosos, que dan la razón a la jurisdicción oceánica.

Da la sensación de que el número uno del mundo no tendrá una respuesta hasta el lunes , cuando un tribunal australiano decida sobre su deportación después de que las autoridades del país le revocaran su visado por incumplir las medidas contra la COVID-19.

Nada hacía pensar a Djokovic mientras volaba rumbo el aeropuerto Internacional de Melbourne que una vez tomada tierra esa exención médica que le autorizaba a jugar el Abierto de Australia a pesar de no estar vacunado iba a ser puesta en cuestión tan pronto. Fue alcanzar el mostrador de la terminal y empezar el lío.

Las autoridades fronterizas desestimaron la documentación presentada por el serbio y su equipo y le cancelaron el visado. Nole fue apartado, trasladado a una alcoba donde, desprovisto de sus pertenencias y custodiado por policías, mantuvo una larga conversación con los funcionarios antes de ser trasladado al hotel donde ha tenido que acomodarse y donde espera.

El Park Hotel Carlton, donde tiene como vecinos a otros viajeros sin visado, es un centro de detención provisional con refugiados en busca de asilo y allí Djokovic aguarda una solución mientras el mundo se agita por este asunto.

Los abogados del número uno del mundo

ya han recurrido la decisión de las autoridades y el Tribunal del Circuito Federal ha fijado una vista para tomar una decisión en un sentido u otro el lunes. La situación se ha convertido en un tema diplomático, más allá de la presencia o no en un gran evento deportivo.

El tiempo juega en contra de Djokovic, que pretende iniciar la defensa del título de campeón en Australia. El torneo echa a andar el 17 de enero y el serbio ya cuenta con horas de menos de preparación.

Mientras el primer ministro australiano, Scott Morrison, subrayó que no hay casos especiales ni excepciones entre los viajeros que pretendan entrar en el país, Serbia cierra filas alrededor del mejor deportista de su historia.

El presidente serbio, Aleksandar Vucic, subrayó que Serbia hace todo lo posible para que Novak sea trasladado del "infame " hotel en Australia a una casa particular mientras espera la decisión de las autoridades judiciales australianas.

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