Hasta hace poco, el espacio digital funcionaba como una plataforma para empoderar y amplificar las demandas de aquellas comunidades que han sido históricamente más vulnerables. Las redes sociales eran un lugar donde las personas LGBTQ+ podían formar redes de apoyo, expresar sus demandas como colectivo y encontrar sentido de pertenencia. Sin embargo, este refugio virtual se ve cada vez más amenazado por el avance decisivo del discurso de odio. Las mismas plataformas que pretendían dar voz a los marginados se han convertido en el amplificador más potente para la discriminación y la intolerancia, planteando un reto sin precedentes en el que se pone en riesgo una agenda de derechos que ha costado décadas de lucha.

Desde LLYC buscamos entender mejor cómo se comportaron en los últimos años los discursos de odio y de apoyo hacia el colectivo LGBTQ+. Para conseguirlo, a través de técnicas de análisis de datos de “big data” procesamos más de 169 millones de mensajes generados en redes sociales por casi 36 millones de perfiles de 12 países durante los últimos cuatro años. Los resultados son bastante preocupantes. Nuestro estudio concluye que si bien el discurso a favor del colectivo LGBT+ aún predomina sobre el de odio, cada vez pierde más terreno. Y, contrario a lo que pueda pensarse, la conversación a favor de la diversidad decrece año con año. En concreto, nuestro estudio calcula que, a nivel global, mientras el discurso de odio avanzó 9.37% en los últimos cuatro años, la conversación positiva se retrajo 41.25%. En el caso de México, la situación es aún más alarmante, pues el discurso de odio avanzó 38.77% y la conversación positiva retrocedió 41.18%.

Estos datos añaden una nueva dimensión al problema de cómo hacer frente al discurso del odio: la retracción del propio colectivo y de sus aliados a la hora de emitir mensajes de apoyo o celebración, particularmente en un contexto de polarización creciente. En este sentido, podríamos hablar de una “vuelta al clóset” de la conversación positiva sobre el colectivo LGBTQ+. Lo preocupante, en este retroceso, es que son los aliados de la comunidad quienes han optado por el silencio.

Pero no solo es necesario pensar en medidas que puedan proteger al colectivo de los ataques a los que se ve sometido en las redes sociales, sino también en cómo impulsar historias positivas de impacto, tanto por parte de las comunidades LGBTQ+ como de sus aliados, que impulsen la conversación positiva. Ante la ola rampante de LGBTQ+fobia, es necesario que la comunidad y sus aliados se empoderen y levanten la voz con mayor fuerza que nunca. No podemos permitir que el discurso de odio y la creciente ola de LGBTQ+fobia monopolice el espacio digital y socave los derechos que tanto han costado conquistar. Debemos recordar que el cambio social se logra a través del diálogo constructivo, la educación y la promoción de la empatía y el respeto. Es hora de contrarrestar el discurso de odio con mensajes de inclusión, empoderamiento e igualdad. Y hago énfasis en que este tema no es únicamente de la comunidad, pues, en este caso, el silencio y la omisión de las personas aliadas implican que el odio tome mayor fuerza.

Para ello, también se vuelve necesario que las empresas asuman con mayor fuerza un papel central para dar impulso a la conversación a favor de la comunidad LGBTQ+. No solo mediante iniciativas de “rainbow washing” durante las celebraciones alrededor del Pride o mensajes vacíos, sino con un compromiso sostenido y visible, dentro así como fuera de sus organizaciones. Ahora es el momento para que todas las personas y organizaciones aliadas salgan del clóset digital y hagan suyo el discurso de celebración y reconocimiento de la diversidad.

Con ello en mente, en LLYC creamos el perfil @RainBotProject. Rainbot localiza tuits que contienen mensajes de odio hacia la comunidad LGBTQ+. Posteriormente, de la mano de una IA generativa, detecta las palabras hirientes y las transforma en breves poemas de apoyo para el colectivo que los usuarios pueden compartir en Twitter, celebrando en colectivo el orgullo de la diversidad.

Este esfuerzo con el que buscamos sumar creatividad y tecnología es un grano de arena para la compleja problemática de reclamar el espacio digital a favor de la diversidad. Es tarea de todos, incluidas aquellas personas que no forman parte del colectivo, fomentar la lucha por los derechos y la visibilidad LGBTQ+ en todas las plataformas digitales, para que cada persona se sienta segura y aceptada, sin importar su orientación sexual o identidad de género. Solo a través de un compromiso social amplio e incluyente se puede inspirar un cambio y construir un futuro en el que todos podamos vivir y expresarnos libremente, sin temor a la discriminación ni al odio.

Socio y director general para la Región Norte de América Latina en LLYC

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