No hay muchos eventos que reúnan a todos, desde el papa Francisco hasta Beyoncé, para hablar sobre el desarrollo global. Pero eso es exactamente lo que sucedió el mes pasado cuando el mundo respaldó un nuevo plan de acción universal para combatir la pobreza y mejorar la salud. El hecho de que tanta gente, de diversas procedencias, quisiera ser parte de este acontecimiento, es increíblemente significativo.

Fue la señal más clara de que el mundo cree ahora que el progreso es posible, incluso en los problemas difíciles de resolver. Y tienen razón. La pobreza extrema se ha reducido en más de la mitad, la mortalidad infantil y las muertes por malaria se han reducido a la mitad, y las muertes maternas se han reducido casi a la mitad.

Representantes de todo el mundo se unieron en las Naciones Unidas en Nueva York, porque sabemos que aún queda mucho por hacer. Es por eso que hemos establecido nuevas aspiraciones, ambiciosas pero alcanzables —los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)— para impulsar el progreso aun en mayor medida y con más rapidez.

Para alcanzar estos objetivos, será fundamental mejorar la salud y el bienestar de las mujeres y de los niños. El fin de la pobreza comienza con ellos. Por lo que es lógico que el primer evento importante de desarrollo después de la histórica reunión de la ONU sea la Conferencia Global de Salud Maternal y Neonatal que comienza este lunes en la ciudad de México.

Todos los días en todo el mundo, 7 mil 400 recién nacidos mueren, casi todos por causas prevenibles. Y 800 mujeres mueren cada día de complicaciones evitables relacionadas con el embarazo y el parto. Lograr bajar esas cifras, es una prioridad urgente.

México está mostrando el camino. Mediante el fortalecimiento y la inversión en atención integral de alta calidad, el número de mujeres que mueren en el parto se ha reducido 45% desde 1990, y el número de recién nacidos en 62%. Éstos son logros notables. Pero queda mucho más por hacer, porque todavía existen enormes disparidades entre las poblaciones, incluso en los países de ingresos medios y altos. Por ejemplo, en Estados Unidos, entre 1990 y 2013 la mortalidad materna aumentó más del doble.

La Iniciativa Salud Mesoamérica, que cuenta con el apoyo de la Fundación Bill & Melinda Gates, junto con la Fundación Carlos Slim, el Banco Interamericano de Desarrollo, el gobierno de España y los gobiernos de los países de la región, fue creada para reducir las inequidades de salud en América Central y en el estado de Chiapas, en México. La iniciativa ha logrado un éxito temprano gracias al establecimiento de metas claras y alcanzables, aunque ambiciosas, junto con los países y asociados, y se centra en la mejora del desempeño y en la medición y el reconocimiento del avance hacia sus metas. Hoy, casi dos millones de mujeres y niños de la región se benefician de la atención y del tratamiento que reciben de su sistema de atención primaria: centros de salud mejor equipados, personal más capacitado y programas comunitarios de salud ampliados para llegar a estas personas en el lugar en donde viven.

Esto no sólo está salvando y mejorando vidas, sino que, además, es el primer paso para crear comunidades más sólidas y más prósperas. Porque dedicar recursos a la salud y al bienestar de las mujeres y de los niños es una de las inversiones económicas más inteligentes que podemos hacer. Mujeres más sanas dan a luz a bebés más sanos. Y una mejor salud conduce a una mejor educación, lo cual lleva a mejores oportunidades económicas, y esto se traduce en una mayor prosperidad para las comunidades y los países.

Cuando invertimos en las mujeres y en los niños, estamos invirtiendo en futuros mejores para todas las personas en todo el mundo. Este es el mensaje que compartiré en la conferencia.

Co-presidenta de la Fundación Bill & Melinda Gates

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