Justamente, como el conversatorio convocado por la UNAM, UNESCO México y el CERSHI, es el enlace indicado que se necesita para coordinar y difundir, responsablemente, toda la información referente a la grave situación climática que ya estamos enfrentado. Pero es de vital importancia tener presente, que estos no deben ser esporádicos ni solo cuando ocurra algo desastroso, sino continuos y con mayor participación, pues hacerlo a largo plazo no conduce a nada y hasta se corre el riesgo de que la opinión pública se confunda, o de plano pierda el interés.

Y a decir verdad, amable lector, de no darle el debido seguimiento a esta terrible problemática, dentro de poco nos estaremos ahogaremos en ese “mortal coctel” de sequías, calor extremo, inundaciones, incendios, huracanes, etc. que el cambio climático nos tiene ya preparado desde hace rato. Y, de seguir como vamos, sin hacer nada efectivo, ninguna COP servirá para “tomarnos ese apocalíptico coctel climático. No lo olvidemos…

Conversatorio “El periodismo ante la crisis hídrica y ambiental global”. UNAM-Red del Agua, Centro Regional de Seguridad Hídrica bajo los auspicios de la UNESCO (CRSHI) y UNESCO México. Continúa: Panelista Kau Sirenio de Pie de página y La Trinchera. El compañero Sirenio saludó a los presentes en su lengua originaria.

-Muchas gracias a todos que están aquí el día de hoy que estamos hablando de lo que pasa en el planeta. Yo vengo de una comunidad indígena, soy un reportero que hace periodismo desde las comunidades, y aquí estamos hablando sobre lo que estamos haciendo para contener o enfrentar el cambio climático, pero no olvidemos que hay 10 millones de lenguas indígenas en este país que no tienen la misma información que nosotros tenemos en esta mesa. Aquí estamos hablando de contaminación de los ríos, de los mares; estamos hablando de plásticos y de in finidad de cosas que a las comunidades no llega esta información, y si llega, pero no diseminada, no desde la legua, de la forma de entender el mundo.

Nosotros entendemos distinto el mundo de como lo entienden las ciudades. Hace una semana platicaba sobre la cadena alimenticia. Hace unos 10 años empezaron a decir los medios donde trabajamos, donde escribimos, nos estigmatizaban, nos decían que somos muchos y nos llenábamos de basura. Pero lo que esos medios no dicen, es que, a partir de hace 30 años, a nuestras comunidades empezaron a llegar bebidas azucaradas, alcohólicas y todos esos envases van a la basura, porque la lógica de nuestra cadena alimenticia es que, te comes un plato y lo aventamos al patio, llega la gallina y se lo come.

Y así, continuó, se va diseminando esa basura en el espacio, pero llega el refresco de plástico, lo tomamos y lo tiramos, pero no se deshace, se queda y se va acumulando. Desgraciadamente, en los últimos años en las comunidades indígenas y su territorio, es una de las zonas más contaminadas; cuando caminamos cada cien metros encontramos plásticos, botellas y aluminio. Y esas empresas que llevaron esos plásticos, esa basura, no han sido capaces de generar esa política de reciclaje que digan: yo te la traje, ahora devuélvela y te voy a pagar cierto porcentaje para que me regreses esa basura. No hay esas políticas, porque la política del Estado mexicano no está en esa línea, en esa sintonía de las comunidades indígenas. Entonces, tenemos una serie de problemas en las comunidades que tiene que ver con el cambio climático, que no tenemos agua, a pesar de que en los territorios de los pueblos indígenas es donde se encuentra la mayor cantidad de agua.

Muchas de esas poblaciones, dijo, en el caso de San Luis Potosí, por ejemplo, donde están los pames, fui a hacer un reportaje, y resulta que no tienen agua. ¿Cómo es posible que en las comunidades indígenas donde siempre debe haber agua no la tienen? Y luego ese año en Guerrero, casi el 70 por ciento de la región de la Montaña fue incendiada porque no hay una política de control de incendios para hacer frente ese tipo de contingencias que hay en esos territorios.

Y de ahí vamos con las mineras que se han instalado en las comunidades indígenas, donde hay resistencia para evitar que se instalen o expulsarlas de la región. Y no lo han logrado porque los mismos medios de comunicación de los que estamos aquí, muchos de nosotros hemos sido parte de esa política de darle voz a esas empresas que contaminan el territorio de los pueblos indígenas, sobre todo los reporteros que la hacen de voceros de esas empresas. Entonces, tenemos que hacer una autocrítica hacia dónde vamos y cómo podemos contener esta situación.

Ciertamente, amable lector, tal como lo señala Kau Sirenio, la información que proporcionan los medios sobre todo lo relacionado a la crisis del agua, la contaminación, al calentamiento global, etc., no es comprensible para las comunidades en donde conservan su lengua originaria. Y no es tanto porque algunos no sepan leer y escribir, sino porque, como bien lo dice Sirenio, el contexto del lenguaje, a veces, aunque este no sea tan técnico, no es comprensible para ellos, ya que cuando se habla de nuestro planeta y lo que le está sucediendo, por ejemplo, poco o nada saben al respecto.

Difícil de creer y aceptar, pero es la realidad. Sin embargo, independientemente de esta observación, persiste también el eterno obstáculo educativo: el lenguaje, ese que en casa es uno, el de la escuela y los libros otro, y el de la calle, sobre todo el de los jóvenes, muy peculiar y acuñado con modismos-dizque modernismos-para entenderse entre ellos. Y mientras esa variedad de lenguajes persista, la mayor parte de la población, que lamentablemente se queda con escolaridad trunca, jamás podrá comprender lo que la ciencia y la academia tratan de darnos a conocer a través de los diferentes medios. Por consiguiente, tampoco lograremos comunicarnos realmente. Continuará…

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