Agradezco la oportunidad de participar con este texto en el trigésimo primer aniversario de Fundación UNAM, organización de gran reconocimiento por favorecer la educación, la ciencia y la cultura, a través del apoyo que brinda a miles de estudiantes que lo requieren.

En otra ocasión he referido que, siendo estudiante de licenciatura en la Facultad de Derecho de la UNAM, tuve el privilegio de conocer al doctor Jorge Carpizo, quien invitó a compañeras y compañeros a ingresar como becarios en la Coordinación de Humanidades, de la cual era titular. La beca me permitió continuar con mi formación académica e iniciar mi desarrollo profesional en la UNAM. Las becas, como las que desde hace 31 años la Fundación UNAM otorga, son generadoras de condiciones que hacen la diferencia para que muchas personas no abandonen los estudios.

La UNAM ha sido formadora de cuadros para sí misma y para el país. Siempre ha estado comprometida con la atención de los problemas nacionales, ha colaborado en la elaboración de proyectos de leyes y programas, ha opinado acerca de cómo se pueden atender las dificultades y ha estado presente en los momentos relevantes de México.

Conozco la influencia que ha tenido la UNAM en el acontecer nacional. En 1990, al crearse la CNDH, se designó como presidente al doctor Jorge Carpizo, quien integró el equipo de trabajo, en gran parte, con personal que provenía del Instituto de Investigaciones Jurídicas y de otras dependencias de la UNAM. En este organismo ocupé diversos cargos (llegando a presidirlo), desde los cuales se diseñaron y dirigieron proyectos y estrategias, y se documentaron violaciones a derechos humanos, todo ello sustentado en las bases académicas que proporciona la Universidad.

Los conocimientos adquiridos en la UNAM y el desempeño profesional y docente pude aplicarlos en la investigación del homicidio de Luis Donaldo Colosio. Relevante e innovadora fue la participación de instituciones externas y ajenas a la autoridad que contribuyeron, entre ellas, algunas de la Universidad.

No hay mayor honor para un abogado que ser el representante legal de su Alma Mater. Para mí fue un orgullo ser designado abogado general de la UNAM y representarla jurídicamente. Un aspecto fundamental en el que se trabajó fue la defensa jurídica de la autonomía universitaria ante frecuentes tentaciones de su afectación.

Se buscó también que la Oficina de la Abogacía General impulsara y organizara diversos eventos, como la Conferencia Internacional sobre Seguridad y Justicia en Democracia o el Foro Internacional Dr. Jorge Carpizo: Energía y Renovación de Políticas Públicas para el Desarrollo Sustentable, la Eficiencia y la Transición Energética.

Después de algunas ausencias que he tenido, la UNAM me ha permitido regresar: se me brindó la oportunidad de ser coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos y, actualmente, presidente interino del Club de Futbol Universidad Nacional, A. C., faceta en la que, además del deporte, se promueven los valores universitarios y las causas sociales.

Termino admitiendo que me sigo enriqueciendo con la experiencia adquirida en la UNAM que se construyó a partir de la beca que recibí siendo estudiante. Por ello reconozco la gran labor que realiza la Fundación UNAM a través de sus diferentes programas de apoyo, y convoco a que nos sumemos a su noble esfuerzo de unión y solidaridad universitaria.

Presidente de la Junta Directiva del Club Universidad Nacional, A.C

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