Una tumba de la Edad de Bronce intacta, con restos humanos y ajuares, ha sido hallada en las dunas que rodean el Cabo de Trafalgar , en Cádiz (sur de España), una zona que vuelve a dar sorpresas después de que recientemente se descubrieran allí unas termas romanas.

Esta tumba megalítica consta de una cueva artificial que conduce a una cámara circular funeraria excavada en la roca a unos tres metros de profundidad.

La cámara ha sido hallada intacta, ya que no ha sido abierta desde la deposición funeraria . En ella estaban los restos óseos completos de una mujer adulta en muy buen estado de conservación, junto a adornos como cuentas de collar verdes o hechas con conchas, dos pequeños pendientes de oro y un peine de hueso.

En el pasillo que conduce a la cámara se han encontrado múltiples piezas cerámicas y restos óseos de al menos cinco individuos en un osario, también en muy buen estado de conservación.

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El estado tanto de la tumba como de los restos es excepcional, lo que permitirá interesantes estudios para ver el parentesco de los individuos allí enterrados, conocer su dieta y concretar con más exactitud la fechas en las que el enterramiento estuvo abierto.

El hallazgo y las características de esta tumba hacen pensar que el Tómbolo de Trafalgar fue una necrópolis y que en los alrededores probablemente haya más enterramientos bajo la arena, elemento que ha facilitado la conservación de estos restos.

"Debieron sentir que era un sitio especial para enterrar a sus seres queridos", explica el profesor Eduardo Vijande, que se ha encargado de esta excavación con el equipo del Área de Prehistoria de la Universidad de Cádiz.

La tumba ha sido descubierta a unos quinientos metros del lugar donde recientemente un equipo de arqueología de la misma universidad liderado por Darío Bernal encontró, también bajo unas dunas, un complejo termal de época romana, de entre el siglo IV y V después de Cristo, en un estado excepcional de conservación, con una estructura de casi cuatro metros de altura.

Bernal y su equipo alertaron a sus compañeros del departamento de Prehistoria sobre el hallazgo en la zona de unas cerámicas que parecían ser prehistóricas.

El equipo de Prehistoria, tras una limpieza, observó que las piedras eran sólo la parte visible de un pasillo excavado a unos cien metros del mar y que llevaba a una cámara funeraria de entre dos y tres metros de diámetro.

Después de la excavación, el hallazgo volverá a ser enterrado en arena, al igual que las termas romanas, al menos de forma temporal, mientras se estudian las posibilidades de dejar estos restos protegidos y a la vista del público.

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