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Aunque criticado por adelantar sus pretensiones como aspirante a dirigir el PRD, el diputado federal Fernando Belaunzarán aclara que no necesita la bendición de su corriente (Nueva Izquierda) para levantar la mano y participar como candidato a relevar a Carlos Navarrete.

“Yo no me lancé contando con la bendición de nadie, yo no consulté ni con Jesús Ortega, ni con Jesús Zambrano Grijalva, ni con Guadalupe Acosta Naranjo mi decisión de levantar la mano. Les tengo agradecimiento y respeto por la confianza que me han tenido”, afirma.

En sus oficinas de San Lázaro, rodeado de cajas de cartón ante el término de la legislatura, dice a EL UNIVERSAL que quiere acabar con el control político que han mantenido las tribus al interior del sol azteca, aunque eso signifique que Los Chuchos (Nueva Izquierda) renuncien al poder y los privilegios conseguidos.

Propone que el relevo no sea a través de un acuerdo, sino que la militancia vote por el próximo presidente del PRD y los otros cargos.

“De lo contrario alguien está jugando con cartas marcadas. No apostemos a ser ungidos por los factores de poder en una reunión secreta, sino que se abra al público”, señala.

De cara al relevo de la dirigencia nacional, el próximo 19 de septiembre, exhortó a los aspirantes a que se abran a un debate de ideas y propuestas para que sea tomado en cuenta dentro del análisis de los perfiles.

Considera que la gestión de Carlos Navarrete no fue un fracaso, pero no todas las corrientes lo apoyaron en los momentos críticos.

¿No cree que es muy temprano un destape, cuando aún no comienzan las negociaciones de las corrientes y la dirigencia nacional?

—Yo rompí las reglas no escritas porque no hay nada que me impida que quiera ser presidente. Si estoy pidiendo que el PRD sea audaz, empiezo siendo audaz. No esperé obtener el permiso o señal de los factores de poder, no esperé que algún gobernador me apoyara. Fui porque creo que es sano.

¿Habría reuniones secretas para imponer al próximo dirigente nacional del PRD?

—Claro. No apostemos a ser ungidos por los factores reales del poder en una reunión cerrada y secreta. La decisión no puede quedar sólo en los líderes de las corrientes, sino que la sociedad participe y pueda incidir. Yo propongo un voto secreto de la militancia.

En sus propias piernas

De ser tomado en cuenta, ¿dejaría que Nueva Izquierda le ordene?

—Yo no me lancé contando con la bendición de nadie, yo no consulté ni con Jesús Ortega Martínez, ni con Jesús Zambrano Grijalva, ni con Guadalupe Acosta Naranjo mi decisión de levantar la mano. Les tengo agradecimiento y respeto por la confianza que me han tenido. Yo quiero ser un presidente que me pare en mis propias piernas, no soy mangoneable ni voy a ser mangoneable. Voy a pararme en mis pies y a aplicar las mismas reglas para todos

¿Cómo garantizar que NI no imponga a un nuevo dirigente?

—Sí pertenezco a Nueva Izquierda, soy diputado gracias a esa corriente, aunque yo fui un diputado de causas. Lo que yo plantearía es que quienes lleguen a la dirección se separen de sus corrientes y que no haya simulación.

No rogaré a AMLO

¿Aunque eso signifique que NI no siga en la dirigencia?

—Sería nefasto decir que le toca a Nueva Izquierda porque es quita-pon, como también es nefasto decir que no le toca porque no. Que nos valga madres de qué corriente es cada quien, necesitamos un dirigente que encabece la transformación del PRD.

Cambiar significa que las corrientes no tengan el control político, pensar que vamos a cambiar con las mismas formas de control de las corrientes, sería gatopardismo.

¿Alianzas con Morena y con el PAN, no son incongruentes?

—Si alguien no quiere las alianzas, que no venga. No seré un presidente rogón, yo no rogaría a Andrés Manuel López Obrador. Tiene que haber relación de respeto, aunque de ida y vuelta nos hayamos dicho de todo. Tenemos que ir en alianza para salir adelante. Alianzas con el PAN, sí, pero bajo un documento bien analizado.

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