San Salvador Huixcolotla Puebla, es reconocido como la cuna del papel picado. A decir de sus habitantes, al menos la mitad de la población son artesanos que han desarrollado habilidades para la elaboración de este elemento muy mexicano, que podemos encontrar en la ofrenda de Día de Muertos.

La esencia de esta artesanía continúa viva gracias a los jóvenes que aprendieron de sus abuelos y que conservan como herencia los cinceles con los que van dando forma al papel.

Para el joven Javier Pérez Macías, originario de Huixco, picar papel es recordar a sus mayores quienes les enseñaron este noble oficio y que desde hace más de 20 años se ha convertido en su ingreso familiar.

“Parte de estos cinceles son la herencia de mi abuelo, que a veces digo, no lo voy a utilizar porque se me están acabando, es como el recuerdo. Pero también recuerdas que son los cinceles con los que hace 10 años estuviste picando y eso es lo bonito acordarse”

Desde su taller familiar, Javier y su primo Agustín relatan con orgullo que su material ha sido exportado a gran parte de la República Mexicana, y a más de 30 países en Sudamérica, Europa, Asía y Norteamérica.

También han elaborado papel picado personalizado para el restaurante “Los Potrillos”, para los carnavales en Huejotzingo, Chimalhuacán y en Veracruz, para grandes hoteles en la Ciudad de México, y para ferias patronales en municipios de la región, por lo que afortunadamente todo el año tienen trabajo.

La elaboración del papel picado se divide en tres partes, diseño, picado y pegado.

Todo comienza con el boceto, Javier lo dibuja a mano a partir del logo o diseño de los clientes, se elige el material con el que se elaborará; puede ser papel china o plástico y luego su primo Agustín continúa con el picado.

En una tabla de plomo se colocan 50 hojas y se comienza a dar forma con ayuda de cinceles de diversos tamaños y formas, así como un martillo.

Para picar una plana con un diseño tradicional son aproximadamente 100 pliegos, el cual se elabora en 30 minutos, pero los diseños personalizados pueden contener 50 pliegos y llegar a tardar hasta 1 hora.

Esta artesanía se enfrenta al riesgo de ser realizada con nuevos métodos que incluye el corte láser que, aunque sigue siendo un producto decorativo le quita lo artesanal, por lo que su familia aguarda con pasión las enseñanzas de elaborar el papel picado.

Su tío Aurelio Macías Pérez, es la tercera generación que aprende este oficio y confía que lo hecho a mano nunca se va a suplir con lo que se realiza con máquinas.

“Somos la tercera generación de mi abuelo, mi papá y yo, que nos dedicamos a la artesanía. Desde que nací me crié en el oficio. Después comencé con mi esposa y ya les enseñé a mis hijos”

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