Durante 12 campañas, portó la etiqueta del quarterback de ensueño… en un equipo de pesadilla.

Seleccionado en la primera ronda del draft de 2009 con la esperanza de rescatar a unos Lions de Detroit que el año previo se fueron sin victoria, sobre Stafford pesaba una gran responsabilidad.

Una ciudad soñaba que pondría fin a las penas de un equipo tradicional pero consistente en su miseria, que ha terminado último o penúltimo lugar de su división en 20 de las últimas 30 campañas de la NFL .

Estrella universitaria en los Bulldogs de Georgia , el jugador parecía tener la calidad para ser el redentor que la cuna del soul esperaba. Alto, con un brazo poderoso e historial ganador, fue la opción que tomó Jim Schwartz, uno de los jóvenes con fama de genio formados por Bill Belichick , el coach con más títulos en la historia moderna del futbol americano profesional.

El equipo puso su parte para ayudarlo. Contó con jugadores de renombre como Reggie Bush , el mejor jugador colegial en 2005; con Calvin Johnson, “Megatron”, uno de los mejores receptores de la historia, para acompañarlo. Había destellos de grandeza en sus números, por ejemplo, en 2012 Johnson alcanzó el récord de yardas avanzadas por pase al sumar mil 964, aunque eso no evitó que finalizaran el año con 14 derrotas y sólo dos triunfos.

Un año más tarde, la dupla consiguió otra marca: la mayor cantidad de yardas logradas en un partido, 329 contra los Cowboys .

Pero todas esas perlas no sirvieron para crear una joya sólida: en sus 12 temporadas con Detroit ganó 61 partidos y perdió 112. Sólo jugó tres partidos de playoff sin ganar uno, y año tras año vio cómo sus esperanzas de alcanzar un campeonato se desvanecían.

En enero de 2021, con poca movilidad, varias lesiones importantes (tres separaciones de hombro, costillas fracturadas, tres fracturas de dedos, varios esguinces en el tobillo) anunció que decía adiós a los Lions. Varios equipos levantaron la mano, pero los Rams le ofrecieron la mejor oportunidad de ganar un título, ya que su estabilidad financiera estaba asegurada desde 2013, cuando firmó un contrato por cinco años y 135 millones de dólares, 92 de ellos garantizados.

Con Sean McVay , un genio del ataque, que estudia obsesivamente las películas de sus rivales y diseña jugadas para superar en el uno a uno a sus rivales, Stafford renació. Igualó su mejor marca de anotaciones, con 41 sin tantas intercepciones como años anteriores.

Pero esa tendencia a forzar pases y sufrir intercepciones aún causa inquietud en los fans de los Rams. En el encuentro por el boleto al Super Bowl lanzó un mal pase en la zona de anotación que impidió marcar a los angelinos. Luego, en el cuarto periodo, con el partido en la línea y su equipo abajo por 14-17, puso un bombón en las manos del defensivo Jaquanski Tart , quien desperdició el regalo y le dio la oportunidad de empatar y luego liquidar el encuentro.

Un quarterback renacido y los Rams son ligeros favoritos para ganar el cetro de la NFL, pero hay una frase-pregunta que ronda el juego: Matthew Stafford salió de los Lions de Detroit, pero ¿habrá salido el espíritu perdedor de los Lions de Stafford?

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