Un líder “adivina” el futuro.

Cuando sabe qué vendrá en diferentes ámbitos, puede generar las respuestas más convenientes y anticiparse a la competencia. El ser visionario no sólo determinará la permanencia en el mercado sino también la expansión que pueda generar.

Si durante mucho tiempo se asumió que el devenir es algo impredecible o vedado, actualmente se cuenta con múltiples herramientas para generar certidumbre en diferentes escenarios, aún en aquellos que todavía no aparecen.

El secreto para anticiparse a lo que vendrá se llama innovación. Para ello los líderes innovadores tienen tres preceptos:

Se permite errar. Sabe que experimentar es parte del conocimiento y suele afrontar las vicisitudes como “pago” de su experiencia y eventual triunfo. Este permiso tácito le permite salir del convencionalismo y zona de confort.

Romper algunas reglas obsoletas. Si está dispuesto a innovar y romper viejas políticas y prácticas, así como asumir ciertos riesgos, es posible que aumenten las oportunidades de negocio y de vida.

Probar nuevas formas de hacer negocios. Si durante mucho tiempo se estandarizaron procesos en la planificación estratégica, gerencia de calidad, ventaja competitiva sustentable y otras, es momento de incorporar estrategias que innoven el convencional mundo de decidir.

Quitar los modelos convencionales de hacer las cosas no es fácil. Para lograrlo es recomendable tomar de lleno estas acciones:

1. Adquirir un departamento o empresa completa de Investigación y Desarrollo. De esta forma no sólo se generarán continuamente ideas exitosas sino que se establecerá una reputación empresarial de buscador permanente de ideas.

2. Cambiar las asignaciones de cada uno de los gerentes o jefes de área cada 36 meses. De esta forma se asegura continuidad en los planes de desarrollo pero se evita el anquilosamiento.

3. Incluir gente “extraña” en la junta directiva. Lo importante es huir del conservaturismo y salir de nuestras áreas de confort. Se requieren visiones nuevas, alejadas de las líneas estandarizadas.

4. Contratar instructores extraños para la capacitación en la oficina. Esto genera mayor expectativa y mejores resultados que si los imparte un miembro de “casa”.

5. Buscar clientes y proveedores no convencionales. Integrar personas diferentes creará una imagen de inclusión y diversidad.

6. Ser feliz con la tensión y evitar el consenso. Quien quiere innovar no espera que todos estén de acuerdo.

7. Reemplazar al CEO con alguien completamente diferente. Al menos periódicamente hay que experimentar con nuevos líderes que privilegien competencias diferentes en sus equipos de trabajo.

8. No privilegiar las presentaciones sino los resultados. A la inversa se crean paradigmas obsoletos y se tiende a imponer forma sobre fondo.

9. Conseguir gente externa a su industria. La idea es conseguir equipos de trabajo multidisciplinarios para dotar de versatilidad a la firma-

10. Diversificar las habilidades. Cursos, preparación continua, conferencias son algunas ideas para lograrlo.

11. Vender una pequeña cantidad de acciones a personas externas. Arriesgarnos a cosechar diferentes puntos de vista puede generar la innovación continua.

12. Cambiar los departamentos a nuevos lugares que sean más inspiradores. El cambio siempre alienta.

13. Colocar gente internacional en puestos de gerencia. Esta es una manera muy sencilla de que la empresa se conciba como una empresa internacional.

14. Abrir canales de comunicación. Los buzones en cada departamento a área fabril generan sensación de conexión en todas las áreas de trabajo y estimulan la expresión de inquietudes y la apertura a generar soluciones.

15. Establecer nuevas subsidiarias . Esto es sinónimo de crecimiento vertical y oportunidad de nuevas riqueza.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC), que acaba de recibir un Doctor Honoris Causa por excelencia académica junto a un grupo de maestros de esta universidad por parte del Senado de la República.

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