Con cifras de un decrecimiento económico no vistas en épocas recientes (-20% para este segundo trimestre, reportó El Financiero); con más de 11 millones de personas desempleadas; con 17 mil 982 homicidios durante el primer semestre de este año, lo que apunta a cuando menos ser ya el segundo año con récord; y, hasta ahora, con más de 44 mil muertos por el tema del Covid-19, la 4T se ha volcado ya hacia las elecciones de 2021.

Para nadie es ya un secreto que el Presidente de la República está metido de lleno en la planeación de su campaña electoral para 2021. Esas elecciones son clave para él, dado que se disputarán 15 gubernaturas y la Cámara de Diputados. Si se queda sin la mayoría que hoy tiene en la cámara baja, perderá el control de todo el presupuesto (el dinero federal) y un régimen que apuesta tanto por el asistencialismo social no puede avanzar en su agenda sin éste.

Si ambas dependencias, con funcionarios serios y probados, no dejan sus rencillas, el combate a la delincuencia organizada y a la delincuencia de cuello blanco habrá fracasado en la 4T