Un acoso permanente de los bandidos de fuera y los ladrones de dentro se ha vuelto la realidad de Pemex. Para frenarla se va a requerir algo más que el despliegue de más y más tropas

México no es Suiza, pero tampoco es Siria. Es un país muy violento, pero no es un país en guerra. Y afirmarlo no es lavarle la cara al gobierno actual o al anterior. Es afirmar lo obvio: nuestra realidad no se presta a categorizaciones simplistas y analogías bobas