Puse una encuesta en twitter preguntando ¿cada cuánto lavas tu refri? Más del 50% lo hace cada mes, porcentajes menores aseguran que cada semana, cada seis meses o cada año, pero una cuarta parte respondió: ¿hay que lavarlo?

Así es, hay quien aún no se entera que el refrigerador necesita lavarse cada semana y que quizá es ahí donde comienzan las intoxicaciones alimentarias. Puede ser por varios caminos: contaminación cruzada, aumento de la temperatura de los alimentos, mala conservación, demasiado tiempo en refrigeración o congelación, mal proceso de descongelación… en fin, pero generalmente tiene que ver con mala organización de los productos alimenticios dentro de los espacios del refrigerador.

De hecho, el diseño de cada uno de los refrigeradores es diferente y habrá alguno que te guste más o menos, pero lo que es una realidad es que los espacios que tienen cubren cierta función.

Es decir, hay zonas que son más frías y zonas que lo son menos, lo mismo sucede con la humedad. Todo esto puede modificar la vida útil de tus alimentos y poner en riesgo tu salud y la de tu familia.

Imagínate que según en Dr Mercolla, 2 de cada 3 pollos para consumo humano (en Estados Unidos) mostraron presencia de Campylobacter o Salmonella, bacterias que causan enfermedades serias en los humanos. Si ese pollo se cocina, las bacterias mueren y no pasa nada, pero si ese mismo pollo entra en contacto con el jamón (por poner un ejemplo) el jamón se contamina y ese, en la mayoría de los casos, no pasa por el calor suficiente antes de ser consumido como para matar las bacterias y puede ser dañino.

Lo mismo sucede si utilizas el mismo cuchillo para cortar carne o pescado crudo y después una cebolla… picar verduras que no has desinfectado en la misma tabla que una manzana que ya no pasará por desinfectante. Eso es lo que se conoce como contaminación cruzada y cada año pone en jaque la salud de muchísimas familias.

Ahora bien, al tema de hoy ¿en qué debo fijarme cuando organizo los alimentos en mi refrigerador? Ahí te va una pequeña guía para que saques el mayor provecho de tu electrodoméstico. Esto se traducirá en menos desperdicio de comida, menos uso de luz y menos enfermedades gastrointestinales… es decir, menos gasto en general.

Antes que nada, fíjate qué espacios tiene destinado tu refri para ciertos alimentos, es decir, cajón de carnes frías, de frutas y verduras, para huevo, etc. Si los tiene, es para que los uses. No pongas, por ejemplo, la carne en el cajón de la fruta porque este espacio guarda más humedad y las descompone antes. Por supuesto, ni hablar de juntarlas.

De hecho, asegúrate de empacar muy bien todos los alimentos antes de guardarlos. Evita fugas, goteo, moldes sin tapa y nunca de los nuncas metas nada caliente o tibio, debes esperar (máximo 2 hrs) a que esté a temperatura ambiente.

En los cajones deben acomodarse frutas y verduras. Ahí pueden ir separadas o si sólo tienes un cajón, juntas, pero siempre secas.

El piso de hasta abajo (repisa) es el lugar más frío, ahí van productos crudos o poco cocinados, carnes para descongelar, etc.

En los estantes intermedios pueden ir lácteos, quesos, embutidos, algunos alimentos cocinados que necesiten una temperatura un poco menor.

En el piso de hasta arriba puedes tener un poco de fruta o verdura picada lista para consumo, refrescos o agua, en fin, alimentos que pasarán pocos días antes de su consumo o que no son tan sensibles a los cambios.

En la puerta coloca sólo condimentos, mantequilla y cosas que no necesiten temperatura constante porque son los que están más expuestos al calor de afuera.

Obvio, no compres ni cocines de más porque lo más probable es que termines tirando comida que se descompuso. Si vas a empacar alimentos, etiquétalos (escribe qué es y cuando lo guardaste), agrupa los similares (yogures con yogures, frutas y verduras listas para consumo separadas de las que aún no lavas y desinfectas) etc.

Así pues, recuerda que entre mejor lo hagas, más te durará la comida y menos riesgo de enfermedad habrá. Obviamente, dependiendo de donde vivas y la temperatura en tu cocina, tendrás que guardar más o menos cosas en lugar frío. Pero lo que es una realidad es que no llenar demasiado el refri, tener la puerta abierta lo menos posible y mantenerlo limpio son ideas que te pueden ayudar siempre ya que permiten mantener tus alimentos dentro del rango de seguridad de las temperaturas.

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