El domingo pasado el Presidente de la República envió un mensaje a través de su cuenta de Twitter informando que se había contagiado de Covid, que estaría en tratamiento médico y que en las mañaneras lo representaría la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

En pocos segundos, los medios digitales se encendieron. Más de 4 mil reacciones por minuto observamos en el corto tiempo, acompañados de las noticias nacionales e internacionales que comenzaron a cubrir el tema, pasando por mensajes de líderes de opinión, círculo rojo y funcionarios expresándole solidaridad y pronta recuperación, mensajes de escepticismo sobre la enfermedad y una que otra nota sobre quién sustituiría al presidente en caso de cualquier eventualidad.

El primer día le fue bien al presidente. Más del 80% de los internautas se enteraron de la noticia y el 70% de ellos tenían una actitud positiva hacia el mandatario. Sin embargo, desde la última novedad sobre el funcionario, el lunes 25 de enero, después de la llamada con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, todo cambió.

Teorías de conspiración, #NoLeCreo y #Mentiroso entre otros hashtags en contra, comparación con otros funcionarios que han tenido Covid como Donald Trump o Boris Johnson y recuerdos sobre los dichos y acciones del presidente a lo largo de la pandemia han sido parte de la conversación digital. Como se acuñó en términos de Covid y señaló López Gatell, es una infodemia.

Especulaciones sobre la entrada del padre Solalinde a Palacio Nacional, tendencias sobre que al presidente no le dio Covid sino una embolia cerebral, o que es un montaje, ha sido pan de cada día en los medios digitales públicos, sociales y sobre todo privados.

Por qué pasa esto, porque el equipo de comunicación de la Presidencia de la República no había sabido llenar los vacíos de información. “Por vacío de información se entiende una situación comunicativa en la que la información sólo la conoce uno o algunos de los que están presentes” y quien maneja la información, maneja la verdad.

A diferencia de la información de la Casa Blanca con conferencias de prensa diarias e incluso imágenes del traslado del presidente al hospital o la cara, más despeinada de Boris Johnson en un vídeo, en México aplicaron la misma que con el Covid. Si no hablamos de él se va diluir en la conversación generalizada.

Pero en este caso, era del presidente de quien estábamos hablando, el presidente que no estaba saliendo en las mañaneras, del presidente de quien solo sabíamos noticias cuando se inquirió directamente a López-Gatell o a Olga Sánchez Cordero o por una tendencia con otras enfermedades que tuvieron que salir a desmentir.

Hasta el viernes, la opinión pública estaba como Santo Tomás, hasta ver no creer, y entre más pasaran los días, la infodemia en cuestión de la salud del presidente, seguiría llenándose por conspiradores.

Sin embargo, en un video publicado en Facebook aparece el presidente dando un mensaje a la nación. Caminando en Palacio Nacional y agradeciendo las muestras de afecto. Otra vez los medios digitales se dispararon y ahora las teorías de conspiración girarán en torno a lo bien o mal que se vió el presidente.

Por lo visto, esto es una lucha entre técnicos vs rudos, ya veremos quién gana en las “benditas redes sociales”.

Socia y Directora de Metrics.

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