Organizaciones tanto filantrópicas como lucrativas buscan la innovación para blindarse de la obsolescencia y mantenerse a la vanguardia de su misión corporativa. Pero este “blindaje” extiende ahora sus capacidades y propicia múltiples oportunidades de nuevos desarrollos.

La innovación se traduce en crecimiento y las organizaciones son más propensas a encontrar oportunidades de desarrollo en tiempos de incertidumbre.

Incluso, existe una sorprendente conexión entre las capacidades de innovación de las organizaciones y sus habilidades para aumentar el valor a través de la IA generativa. Esta tecnología la implementan en la innovación, investigación y desarrollo.

Los resultados comerciales que presentan los “innovadores avanzados” son significativamente mejores en comparación con los competidores más lentos. Se habla de una tasa mayor del 6 por ciento.

Ahora, todas las grandes empresas que tienen un alto rendimiento en la innovación de productos, procesos o modelos de negocio, poseen estos atributos esenciales:

El primero de ellos es la aspiración del líder: Esta visión permea toda la sociedad o grupos que representa y se impone la innovación a niveles sin precedentes. En general, la visión de largo alcance puede ser un catalizador convincente, siempre que sea lo suficientemente realista como para estimular la acción hoy.

Conviene combinar aspiraciones de alto nivel con estimaciones cuantificadas del valor que la innovación debe generar. Esto permite cumplir con los objetivos de crecimiento financiero. Asimismo, cuantificar un objetivo de innovación e inmiscuirlo en los planes estratégicos futuros, ayuda a que la importancia y responsabilidad de la innovación se afiancen.

De manera simultánea, el objetivo en sí debe ser lo suficientemente grande como para incluir inversiones de innovación en los planes de negocios.

Sin embargo, establecer una aspiración de innovación cuantitativa no es suficiente. El valor objetivo debe asignarse a los "propietarios" de negocios relevantes y transmitirse en cascada a las organizaciones en forma de objetivos de desempeño y plazos. Sólo así se asumirá la innovación como un negocio propio.

Elegir es otro componente que se debe considerar. La innovación es inherentemente arriesgada, sin duda, y sacar el máximo provecho de una cartera de iniciativas de innovación tiene más que ver con la gestión del riesgo que con su eliminación.

La innovación también requiere conocimientos prácticos y diferenciados. Más que una creatividad excepcional, es enfocarse a un problema valioso para resolver, determinar la tecnología que permite una solución y generar un modelo de negocio que provea dinero a partir de ella.

El proceso de descubrimiento de conocimientos, finalmente, es el alma de la innovación. Esto implica estar atenta a las necesidades y expectativas de nuestros usuarios/beneficiarios reales y potenciales, investigar nuevas tecnologías y procesos y experimentar la manera en la que se pueden desplegar nuevas funciones, crear ideas y soluciones.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

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