Cuando los nazis llegaron al poder, las universidades fueron purgadas de científicos judíos con el argumento de que había que hacer ciencia aria. En la Rusia de Stalin corrieron a los científicos burgueses para hacer ciencia comunista. ¿Qué es una ciencia judía? ¿O una ciencia burguesa?

Hasta donde entiendo, la ciencia son “los conocimientos objetivos y verificables sobre una materia determinada, que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios y causas y la formulación y verificación de hipótesis y se caracteriza, además, por la utilización de una metodología adecuada para el objeto de estudio y la sistematización de los conocimientos”. Por lo tanto, no es resultado de un grupo particular ni de una ideología específica. Sin embargo, hay quien todavía pide hacer ciencia socialista, a la que define como “contrahegemónica, que se construye y practica colectivamente, lejos del paradigma del intelectual aislado, una ciencia asamblearia” (esto no tiene que ver con la ciencia sino con la forma de hacerla, la cual, para cualquiera que haya visto cómo trabajan los científicos, es precisamente de esa manera) y quien pide hacer ciencia popular, la que define como “de y para todos, no solo de y para la élite, que responda a las necesidades sociales, a los grupos, organizaciones y comunidades” (como si no fuera así, como si los antibióticos, las vacunas, las aspirinas, los aparatos, no respondieran a las necesidades de todos los grupos sociales).

Pero lo terrible es que estas maneras de entender las cosas siguen vigentes. Hace apenas unas semanas nos dijeron que México ¡ya no iba a hacer ciencia neoliberal!

¿Quiere decir eso qué ya no se va a hacer investigación médica sobre alzheimer, diabetes o glaucoma? ¿qué ya no se van a investigar los bosques y los ríos? ¿ni los grupos sociales que habitan donde se construye una presa o donde ha pegado más fuerte el coronavirus en la Ciudad de México? ¿qué ya no se va a invertir dinero en estudios nucleares, astronomía, veterinaria o historia?

Según explicó la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la ciencia neoliberal es la de "una dependencia tecnológica, baja eficiencia en innovación, transferencias millonarias al sector privado”. Así planteado, el asunto se desplaza hacia problemas que no tienen que ver con la ciencia, sino con la manera de utilizar los recursos que se asignan a ella, pero aún en eso, se plantea un absurdo al pensar que puede existir una ciencia nacional y que eso es parte de la soberanía. Si en nada podemos estar aislados del mundo, mucho menos en ciencia y tecnología, donde hay que aprovechar los descubrimientos de otros y no pretender empezar cada cosa desde cero. Y qué bueno que así sea, porque estaríamos fritos si todos nuestros problemas se tuvieran que esperar a que aquí se les hallara solución.

La confusión, según el doctor Gustavo Medina Tanco de la UNAM, es que se piensa en solo hacer ciencia “si me va a servir a mí y a mi país en lo inmediato”, pero “un laboratorio que aparentemente está desligado de la realidad social, cuando el país se enfrenta con crisis, tiene una especie de reservorio, de know how y de recursos humanos que se pueden reconvertir a atacar problemas serios y candentes para la propia sociedad”.

La investigación de la ciencia considerada aria, quedó en manos de científicos que colaboraron con los nazis y en la de la ciencia supuestamente soviética, el Estado “se arrogó el poder de decidir qué podía ser considerado ciencia y quién podía considerarse científico, el escrutinio entre pares fue sustituido por la lealtad al partido, la replicabilidad por el falseamiento, la ciencia por la ideología”. El resultado fue que, como escribió Samuel Gouldsmit, “su ciencia fracasó allí donde los americanos y británicos triunfaron, porque la ciencia no puede florecer en un Estado totalitario”.



Escritora e investigadora en la UNAM.
sarasef@prodigy.net.mx

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