A fines del siglo XVIII, un científico inglés encontró que si inoculaba en las personas fragmentos de la bacteria o virus causante de una enfermedad, estas quedaban protegidas contra ella pues su organismo desarrollaba una respuesta inmune frente a la infección.

En esencia, y con todo y los enormes avances que se han dado en la fabricación de vacunas, hoy día sigue siendo el mismo principio, consistente en que para producir inmunidad es necesario partir de inocular la enfermedad.

Esto puede valer también para otros procesos, incluidos los sociales. Lo vemos con la violencia: es tanta en el país, que ya la aceptamos como parte de nuestras vidas, la hemos naturalizado como se dice, con todo y que cada día escala en cantidad y brutalidad.

Esto viene a cuento por lo que está sucediendo con el partido oficial y sus aliados: que nos están vacunando contra ellos.

Por eso el tema no es la consulta de revocación de mandato o la propuesta de reforma eléctrica o las violaciones a la ley electoral de parte de los funcionarios o si el litio se puede o no explotar o si debe cambiarse la ruta del Tren Maya para no destruir los acuíferos de Yucatán o dejar de meterle dinero al pozo sin fondo y sin remedio que es Pemex, sino que el tema es otro y los engloba a todos: el tema es el partido y son sus impresentables dirigentes y legisladores, todos ellos enfermos de grosería, espeluznante ignorancia, enorme arrogancia, patético borreguismo. Ellos y su división del mundo en nosotros los buenos y todos ustedes los demás los malos; los de discursos que aseguran saber lo que se debe hacer y hasta lo que depara el futuro, por lo menos el electoral; los que cuando no pueden salirse con la suya, recurren a la venganza, aprendida en primero de primaria en un manual maoísta, para así culpar a otros de sus incapacidades y errores.

Así pues, insisto, no se trata de oponerse a cada asunto que se les ocurre, sino de oponerse a toda la forma de actuar de ese partido.

Y por eso, cada vez hay más ciudadanos que no votan por ellos, porque sienten coraje al ver esas actitudes, al ver a personas inteligentes y preparadas que acaban siendo arrastradas a un modo de hacer política que solo concibe obediencias ciegas; al ver las trampas en la Suprema Corte, desde el conteo de votos de quien la preside, hasta las acciones vergonzantes de las ministras puestas por el Ejecutivo; al ver que los acarreados no tienen ni idea de qué se trata el asunto que supuestamente fueron de manera voluntaria a defender.

Y ellos lo saben y por eso están enojados y desesperados: saben que hay 15 millones de votos donde hace tres años había 30; saben de las fisuras en el antes sólido bloque: de la presidenta del Senado negándose a llamar traidores a quienes votaron contra la reforma eléctrica, de uno de los candidatos presidenciales proponiendo la negociación y el acuerdo en lugar de la venganza y de un miembro del partido sacando a la luz el pasado de los dirigentes, poco congruente con las posiciones que hoy defienden con tanta vehemencia; y hasta de la afirmación de la escritora más importante de México, seguidora incondicional de este gobierno, de que no ser crítico es un error.

Estos ejemplos dan fe de que la vacuna está funcionando y para el 2024 habrá inmunizado a muchos más, incluso de ellos mismos. Entonces veremos que la pandemia Morena pasará como pasó la pandemia Covid.


Escritora e investigadora en la UNAM
 sarasef@prodigy.net.mx www.sarasefchovich.com

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