Detrás de las campañas de golpeteo mediático, de agresiones porriles y de ataques a la UNAM y a su rector Enrique Graue, aparece la mano del vocero presidencial, Jesús Ramírez, quien filtra documentos a sus youtubers empleados para que con informaciones sesgadas o manipuladas intenten debilitar a la cabeza universitaria, con un objetivo político muy claro: disminuir la fuerza y el liderazgo de Graue y de ese modo acotar también su margen de maniobra rumbo a la sucesión en la Rectoría de la máxima casa de estudios que ocurrirá en noviembre de este año.

Es como si en la Universidad Nacional estuvieran confluyendo y mezclándose, al mismo tiempo, las dos sucesiones en marcha: la adelantada, que es la presidencial, cuyos aspirantes, corcholatas o precandidatos, están ya en campaña y moviendo sus fichas, y el relevo en el mando universitario, en donde hay ya también movimientos, aspirantes y grupos que se preparan para la batalla por la Rectoría, que comienza en el Consejo General Universitario y luego en la Junta de Gobierno de 15 integrantes que terminan decidiendo el nombre de quien dirigirá los destinos de la UNAM.

Fuentes universitarias aseguran que el Gobierno de la CDMX es la mano negra detrás de los encapuchados del bloque negro universitario, que cada que quieren violentan impunemente lo que pueden dentro de la UNAM. En esto operan en las cloacas de la UNAM dos compadres, Arturo Chávez y Jaime Vázquez, el primero vinculado al gobierno capitalino.

La campaña negativa y el golpeteo contra el rector Enrique Graue desde Palacio Nacional obedece a dos factores: el primero, que López Obrador está convencido de que quien mueve los hilos de la política universitaria es el ex rector José Narro Robles, y el segundo, que Jesús Ramírez trabaja también para Claudia Sheinbaum, quien es no sólo la corcholata favorita, sino también la que más intereses y grupo tiene al interior de la UNAM y su sucesión interna. En todo caso, lo que queda claro es que la 4T esta vez sí va por la Universidad Nacional.

El problema es que López Obrador está mal informado. En estos momentos el rector Graue está mucho más cercano a su colaborador, el embajador ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, mientras que con el ex rector Narro ha habido distanciamiento, de acuerdo a lo que señalan fuentes universitarias. Hay más cercanía en este momento entre Claudia Sheinbaum y Narro, que entre éste y la Rectoría, aunque eso es algo que también ignora el Presidente.

El doctor Narro tiene una añeja relación con varios de los integrantes del movimiento ceuísta que comenzó a finales de los años 80 en la UNAM y que, tras la huelga del CEU en 1987, llevó a un diálogo entre la Rectoría de aquel tiempo con el movimiento huelguista. Narro fue en ese momento el encargado para negociar y acordar con los principales líderes ceuístas y conoció y estableció relación con Imanol Ordorika, Antonio Santos y Carlos Imaz, quien después se casaría con Sheinbaum y hoy está desaparecido de la política por sus vínculos financieros con el empresario Carlos Ahumada.

Desde entonces nació una relación del grupo CEU con Narro y la ex jefa de Gobierno era parte de ese núcleo. También estuvo participando en ese proceso uno de los asesores más cercanos a los ceuístas, Salvador Martínez Della Rocca, El Pino, y también su compañera de entonces, Rosaura Ruiz, quien fungió como secretaria de Educación y Ciencia en el gobierno de Claudia Sheinbaum hasta el pasado 16 de febrero, cuando presentó su renuncia para regresar, dijo, a su labor en la UNAM, donde hoy se mueve como la operadora y promotora de la candidatura de la doctora en instituciones de educación superior.

Rosaura Ruiz, quien ya fue candidata a la Rectoría en 2015 y perdió contra Graue, hoy estaría impedida por las reglas universitarias para volver a aspirar al cargo por su edad, pues ella tiene 72 años y la norma dice que los candidatos a rectores no deberán pasar de los 70 años. Pero eso no le impide estar volcada en estos momentos en apoyar a Sheinbaum y en impulsar también los prospectos afines a su exjefa para la Rectoría. Y en esa labor la apoyan dos exfuncionarios de la UNAM cercanos al doctor Narro: Enrique Del Val, exsecretario general universitario, y José Franco, actual director del Instituto de Astronomía.

Otro de aquel grupo ceuísta, que apoya abiertamente a Sheinbaum y se mantiene activo en la UNAM como investigador y catedrático, es Imanol Ordorika. Aunque no tiene muchas posibilidades, es visto como aspirante a rector y ha emprendido un movimiento que cuestiona el papel de la Junta de Gobierno en la elección del rector y pide “mayor transparencia” y “democratizar” el nombramiento de la cabeza universitaria. También está Antonio Santos, quien opera también a favor de Sheinbaum al interior de la Universidad y en los últimos meses se encargó de reagrupar al viejo CEU para apoyar a la exjefa de Gobierno, creando incluso un grupo de WhatsApp donde convergen decenas de exceuístas.

El candidato más fuerte y visible que tendría en este momento el grupo ceuísta afín a Sheinbaum sería el actual coordinador de la Ciencia universitaria, William Lee, quien fue director del Instituto de Astronomía. En Astronomía han gobernado durante toda la vida la destacada y prestigiada familia Peimbert-Torres, quienes tienen un vínculo muy cercano y han sido una especie de guía moral por muchos años para la ex Jefa de Gobierno.

Así están en este momento las cosas en la confluencia de las dos sucesiones en marcha en la UNAM. Pero no todo está escrito. El anunciado regreso de Juan Ramón de la Fuente, quien esta semana hizo pública su decisión de dejar el gobierno de López Obrador, renunciando en septiembre a la embajada de México ante la ONU para regresar como académico a la Universidad Nacional, será sin duda un factor que incida en los movimientos sucesorios que vive la máxima casa de estudios. Y como ya lo dijimos, De la Fuente es en estos momentos el principal asesor y aliado político del doctor Graue.

Veremos cómo les resulta al Presidente y a Sheinbaum su estrategia de golpeteo y debilitamiento de Graue y si en su afán de desgastar al rector, como paso previo a su intento de tomar la UNAM, no le resulta contraproducente a López Obrador que, sin darse cuenta, podría estar fortaleciendo el poder de otros grupos y adversarios que tiene en la comunidad universitaria.

Notas indiscretas...

Todo está dispuesto, con un gran gasto de recursos públicos de por medio, para que hoy el Presidente salga al Zócalo a festejar 5 años de su triunfo en las urnas el 1 de julio de 2018. El ambiente en la plaza será sin duda pletórico. Con contingentes traídos desde todos los puntos de la República, con los 22 gobernadores de Morena y el Jefe de Gobierno de la CDMX actuando como los “acarreadores” oficiales del evento, habrá un lleno espectacular que será el marco idóneo para que se luzca López Obrador con su discurso festivo y triunfalista. Muy distinto será el panorama nacional con el que arriba a su festejo personal el mandatario: secuestros masivos y violencia del narcotráfico en Chiapas; el asesinato brutal del luchador social de Michoacán, Hipólito Mora, y dos de sus escoltas que fueron literalmente bombardeados y calcinados en su camioneta en Buenavista; un ataque con coche bomba a la Guardia Nacional en Celaya, que dejó un guardia mutilado de un brazo, y el reconocimiento oficial, por primera vez en su gobierno, de que el saqueo de recursos en Segalmex fue de 9,500 millones de pesos, bajo el mando de su queridísimo y cercano mentor Ignacio Ovalle Fernández. Esos son apenas algunos de los últimos sucesos de violencia que hablan de un país fuera de control en materia de seguridad e impunidad del narcotráfico. Y lo más grave de todo es que ante esos hechos, el Presidente primero se mofó con bromas sobre el secuestro masivo de funcionarios en Chiapas, luego sacó un muñeco de peluche con su figura al que presumió feliz y, para rematar ayer, cuando le preguntaron por el asesinato de Hipólito Mora, dijo que la culpa es del pasado, del gobierno de Felipe Calderón que instauró un “narcoestado” con su exsecretario de Seguridad preso en Estados Unidos por narcotráfico, Genaro García Luna. El problema es que ya pasaron 5 años de su gobierno, justo lo que festejará hoy, y que a unos meses de que termine el gobierno, el jefe del Estado Mexicano, el que tiene todo el poder y quizás mucho más poder que varios de sus antecesores, sigue culpando al pasado de todos los males que enfrentan los mexicanos en el presente, pero no asume ninguna culpa ni responsabilidad en el fracaso de la seguridad, el combate al narcotráfico y la corrupción en dependencias y funcionarios de su administración. Y como una persona que evade la realidad, cuando no le gusta asumir el fracaso, y prefiere inventarse una realidad propia y distinta, hoy escucharemos de nuevo la narrativa de un país en paz, con una economía boyante y en recuperación, con un dólar barato y un sistema de salud que ya casi es como el de Dinamarca, como parte de una transformación que cada vez se ve menos en la situación actual del país y en la cotidianeidad de los mexicanos, y sólo es perceptible en la mente fantasiosa del Presidente y de sus fanatizados colaboradores y seguidores que promueven la demagogia de un México cambiado y transformado a partir de este gobierno…Dos gobernadores de la 4T confirmaron ayer que la sensibilidad y la prudencia no son precisamente atributos de la nueva clase gobernante en el país. Por un lado, el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, que llegó al poder por el PVEM pero auspiciado por Morena y López Obrador, dijo en un evento público que lo tienen sin cuidado los periodistas y medios que lo critican, entre otras cosas por la muerte de un trabajador en una de sus obras faraónicas y por la violencia criminal que azota al estado, porque “lo que no saben es que a mí me gusta la sangre y ver arder el mundo”. Y por otro lado, el gobernador morenista de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, ayer mismo cuando le preguntaron su posición frente al brutal asesinato de Hipólito Mora en su estado, casi sonriendo el mandatario dijo que a Hipólito lo mataron porque no hizo caso de la recomendación de su gobierno para que dejara su natal Buena Vista-Tomatlán y trasladarse a vivir a la ciudad de Morelia, donde le ofrecían darle seguridad. O sea que todo fue culpa del líder de autodefensas por querer vivir en donde siempre vivió y en donde finalmente fue asesinado por los narcos, tras varios atentados que había sufrido. Con esos gobernadores, para qué quieren enemigos en la 4T…Los dados cierran semana con Escalera. Semana positiva.


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