Eran los días previos a la votación de la Reforma Eléctrica de López Obrador en la Cámara de Diputados; la Semana Santa había comenzado y hasta la Secretaría de Gobernación llegaba, convocado de emergencia, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. En el despacho principal del Palacio de Covián, el ambiente se tensó cuando a cada petición que hacía el secretario Adán Augusto, se topaba con un “no” rotundo del líder priista. “El Presidente le pide que lo piense bien, que su apoyo es indispensable para esta reforma que beneficia a la Patria”.

Cuando el funcionario mencionó a la familia del dirigente opositor y le pidió que “pensara también en ellos”, la reacción de Moreno Cárdenas fue tajante: “Así no, yo no respondo así. Dígale al Presidente que no cuenta con nuestro voto y menos con esas formas”. Había pasado más de una hora y lo que comenzó como un diálogo amable y civilizado, se había tornado ya en un jaloneo en el que ninguno de los dos cedía ni un ápice, de acuerdo con testigos que presenciaron el encuentro.

Después de insistir de distintos modos y en varias ocasiones para pedirle al líder del PRI que reconsiderara su cerrazón y le dieran sus votos a la reforma constitucional del Presidente, argumentando incluso que “había compromisos” y que el gobierno y la mayoría de Morena en San Lázaro habían hecho varios cambios a la iniciativa presidencial, incorporando las propuestas de los priistas, el siempre amable y sonriente secretario frunció el ceño, endureció la voz y le soltó de golpe a Alejandro Moreno Cárdenas como colofón de la reunión: “Entonces será a navajazo limpio, para que lo sepa”, y con esa frase que fue una muy clara amenaza, se terminó el encuentro en Bucareli.

El desenlace llegaría el domingo 17 de mayo por la noche: la derrota anunciada del presidente López Obrador y su fallida Reforma Eléctrica, que pretendía revertir la apertura del sector eléctrico, modificar contratos de empresas privadas y desaparecer los órganos reguladores para devolverle a la CFE el control monopólico y la participación mayoritaria del mercado eléctrico nacional. De nada habían servido los intentos desesperados del Presidente y su secretario de Gobernación por “convencer” a los priistas, las enormes presiones a los legisladores del tricolor y hasta los intentos de compra y sobornos de votos para que no tumbaran una de las propuestas esenciales y prioritarias del mandatario y su autonombrada 4T.

Empezó entonces una campaña de acoso y amenazas para el líder priista y hasta para su familia. Mensajes con amenazas de muerte a su esposa, a través de números desconocidos en su teléfono y una batería de audios, producto de espionaje telefónico ilegal, que comparte y difunde cada semana la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, convertida por órdenes del centro en la golpeadora y ariete contra el exgobernador de su estado y actual diputado priista. Al mismo tiempo, se reactivaron expedientes e investigaciones por denuncias ante la Fiscalía General de la República y ante la Fiscalía General del Estado de Campeche, por delitos relacionados con “enriquecimiento ilícito”, “peculado” y otros tipos legales que están buscando integrar las dos instancias judiciales.

Como en toda historia, en la embestida del Estado que está en marcha contra un dirigente de la oposición, hay también dos versiones. Desde adentro de la 4T se afirma que “ Alito hizo compromisos con el gobierno de la 4T que no cumplió; ofreció aprobar la Reforma Eléctrica y al final le dio la espalda al Presidente”. Hay incluso quien afirma desde el oficialismo, que el mote de “traidores a la Patria” que les dedicó López Obrador y repitieron como monos amaestrados todos los dirigentes, legisladores y demás morenistas, a quienes votaron en contra de su frustrada reforma, fue pronunciada por el supremo pensando en Alejandro Moreno Cárdenas y su “traición e incumplimiento”.

Pero del otro lado, el presidente del CEN del PRI asegura que “nunca hice compromiso alguno ni ofrecí ningún voto de los priistas a favor de la Reforma Eléctrica”. En entrevistas y en conversaciones en corto, Moreno Cárdenas ha dicho que lo que siempre ofreció fue “diálogo y apertura con el gobierno sobre el tema eléctrico”, que sí dialogó en repetidas ocasiones con el secretario de Gobernación y con el coordinador de la bancada de Morena, que aceptaron la propuesta de “parlamento abierto” de los priistas e incluso incorporaron algunos conceptos expuestos por su partido a la iniciativa, pero que nunca se concretó “ninguna negociación” a pesar de la insistencia del gobierno que malinterpretó la estrategia priista en este tema.

Al final parece que, efectivamente, el líder del PRI jugó a ponerse en medio de la radicalización y polarización del Presidente y su gobierno, que querían aprobar su reforma en todos sus términos, y el rechazo tajante y anticipado que expresaron e l PAN, el PRD y MC a la iniciativa presidencial. Alito jugó a dialogar con el gobierno, haciéndole creer que el PRI podría votar a favor de su proyecto, pero al mismo tiempo se comprometía con las dirigencias del bloque “Va Por México” a que los priistas no serían los que validarán y legitimarán la reforma lopezobradorista. Ese juego duró varios meses hasta que a Moreno Cárdenas lo presionaron de uno y otro lado y, al final, se decantó por mantener la alianza electoral y legislativa que le ayudó a revivir al PRI moribundo que le entregó el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Hoy está claro que Alejandro Moreno Cárdenas es un dirigente opositor en la mira del gobierno de López Obrador. Se escucha en los corrillos políticos que “en cuanto pase la elección, van con todo en contra de él”. Y el líder priista lo sabe y asume que le están echando el aparato de Estado y que puede incluso terminar en la cárcel, si le manipulan expedientes o acusaciones, a las que dice no temer. “Yo no tengo nada y no van a encontrar nada en mi gestión como gobernador, cuyas cuentas públicas y ejercicios presupuestales fueron avalados por la Auditoría Superior de la Federación. Vamos a demostrar que hay una campaña de acoso e intimidación contra mí y mi familia y los vamos a denunciar ante las instancias internacionales si es necesario, porque no permitiremos que Morena y López Obrador instalen en México una dictadura”, dijo el líder priista en una entrevista que le realizamos en radio el pasado lunes.

La persecución y acoso contra el dirigente del PRI coincide, además del voto de su partido en contra de la Reforma, con una encuesta de intención del voto a nivel nacional que recién publicó El Financiero y que ubica a Morena con el 40% de votación contra 20% del PRI, 19% del PAN y 3% del PRD. Es decir, que juntos, los tres partidos de la Alianza Va Por México, suman 42% de la intención de voto nacional, contra 40% del partido gobernante. Pero si a Morena se le suman sus aliados del PT, 3% y el PVEM con otro 3%, la coalición oficialista llegaría a 46% del voto nacional contra el 42% de los opositores, y si en un caso eventual, MC llegara a unirse al bloque opositor con su 5%, entonces la oposición rebasa a Morena con 47% contra 46%.

Esos números, sumado a lo que suceda este 5 de junio y a lo que vendrá en 2023 en Edomex y Coahuila y en 2024 con la sucesión presidencial, ayudan a entender por qué el gobierno de López Obrador no dudará en perseguir y, si puede y encuentra algo, hasta encarcelar a un dirigente de la oposición. Porque le urge desmantelar una Alianza como Va Por México, que ya demostró que Morena no es invencible, ni ahora, ni en el 2024.

NOTAS INDISCRETAS…

La presencia del presidente López Obrador en Durango este fin de semana, justo a 8 días de las elecciones para gobernador en ese estado, lleva todo un mensaje y es la culminación de la “operación de Estado” que mandó la 4T para levantar a su candidata Marina Vitela que, después de haber arrancado en franca desventaja frente al priista y aliancista Esteban Villegas, hoy está cerrando casi en empate técnico para las votaciones del domingo 5 de junio. Y en esta gira, en la que ayer llegó a Guadalupe y Calvo, en la zona del llamado “Triángulo Dorado”, cuna de los grandes capos del narcotráfico y del Cártel de Sinaloa, López Obrador ayer mandó un mensaje que parece una declaración folclórica e ingenua, de las que tanto le gustan, pero que lleva toda una carga electoral para tratar de incidir en el resultado de la elección por la gubernatura de Durango : “El propósito es ayudar en todo a esta región. No me gusta, me molesta que le llamen el Triángulo Dorado, y ojalá entre todos busquemos la forma de llamarle el Triángulo de la Gente Buena, de la gente trabajadora". O (se le puede llamar) 'la región de la buena vecindad', o algo así, pero ya hay que cambiar eso, porque aquí hay mucha bondad, mucha gente buena, trabajadora y no hay que estigmatizar ninguna zona", comentó el Presidente que provocó aplausos y gritos de los pobladores de Durango, Chihuahua y Sinaloa que apoyaban la propuesta del Presidente coreando consignas a su favor: "Es un honor estar con Obrador". Ayer, un experimentado político de Durango nos decía que esa mención del Presidente, en favor de la tierra del Chapo Guzmán y de Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo e Ignacio Coronel, entre otros violentos capos, “va a impactar en las elecciones del 5 de junio y podría significar el desempate en favor de Morena”. Es decir, que la votación en los municipios de Durango ubicados en el Triángulo Dorado, como Tamazula, Topias, Canela y Ciénega de Guadalupe, podrían darle a Morena y a Marina Vitela suficientes votos como para rebasar al aliancista Villegas. Vaya, para que quede claro, el Presidente les mandó la señal para que operen el día de la elección, a los que ya sabemos que saben operar y ganar elecciones, por las buenas o por las malas… A la alcaldesa Sandra Cuevas, ave de tempestades, se le viene una nueva tormenta. Cuando está metida en denuncias y quejas de vecinos, artistas y colectivos de arte por borrar y desaparecer hasta 7 murales artísticos de su alcaldía, para pintar todo de gris y blanco con el logo de la Cuauhtémoc, ahora, la demanda de amparo en su contra, interpuesta por vecinos de la Lagunilla, por haber cerrado ilegalmente el Deportivo “Guelatao”, en octubre de 2021, violentando todos los procedimientos legales y administrativos, parece haber prosperado y el viernes corría la noticia de que el juez que lleva el caso va a inhabilitarla de su cargo por un año, por haber actuado de manera ilegal y violando varias leyes en el cierre del citado deportivo. Para colmo, cuando lo reabrió en enero de 2022, después de todo un movimiento de los vecinos y de que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, la acusó de no haber seguido el procedimiento debido para acreditar los supuestos “daños estructurales” en la construcción, resultó que Cuevas reabrió un deportivo desmantelado, en el que las albercas estaban vacías, las alfombras y las duelas para practicar deportes como el Tae Kwon Do, además de los torniquetes electrónicos que había en la entrada habían desaparecido. Ayer por la tarde, a la controversial alcaldesa le debe haber llegado la noticia de su inminente inhabilitación, porque, después de unos de sus arranques de ira, subió un tweet en el que arrobó a José Ramón López Beltrán, el hijo mayor del Presidente, a quien el martes pasado había tachado de “corrupto, mantenido e inútil” en esa misma red social. Esta vez, en un tweet que subió y borró de inmediato, Sandra Cuevas decía: “Medios de comunicación, vecinas y vecinos: Estén atentos, junior @Jrlopezbeltran si me fue acusar con su papá: ¡Estoy lista para esta nueva embestida!”. Es decir, ya se enteró que otra vez la van a inhabilitar para el cargo, para el que de por sí, por sus escándalos, excesos, desplantes y programas cuestionados, parece que siempre estuvo inhabilitada…Los dados mandan Escalera Doble. Buen cierre de semana.

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