Rosario Robles

Una patria entristecida

Rosario Robles. Foto: El Universal
14/09/2025 |03:48
Rosario Robles Robles
autor de OpiniónVer perfil

Este 15 de septiembre México se vestirá de colores patrios y celebrará una vez más su independencia. Lo hará en medio del dolor, la tristeza y el luto que acompañan a tantas familias. Muchas de ellas estarán en esas fechas velando a sus muertos, los que perecieron por una tragedia que al pasar de los días evidencia lo criminal que puede resultar la falta de mantenimiento en una ciudad que está colapsada. En el Zócalo se agitarán las banderas mientras en otro lado de la ciudad se llorará a una abuela que dio la vida por salvar a su nieta. Con ella se enterrará -además- la única red de apoyo para la madre de esa niña por el hecho de que el gobierno morenista desapareció las estancias infantiles y ella tiene que trabajar para lograr el sostén del hogar. La explosión de la pipa en Iztapalapa demostró también que la promesa de un sistema de salud como el de Dinamarca se rompe en añicos frente a las carencias, falta de insumos y medicamentos esenciales para atender a los heridos de un evento de esta naturaleza. Todo esto en un contexto en el que se sigue castigando el rubro destinado a la salud de las y los mexicanos. Para 2026 el presupuesto presentado a la Cámara de Diputados propone un recorte de 113 mil millones de pesos y mientras el oficialismo argumenta que la cobertura en el abasto de medicamentos es ya del 96%, tragedias como las de Iztapalapa, denuncias de los familiares de niños con cáncer o reclamos del personal médico en diversos centros de salud expresan que el discurso oficial está muy lejano de la realidad.





Y mientras Palacio Nacional se viste de fiesta, las familias sinaloenses enlutadas y adoloridas sólo recuerdan que la Presidenta no quiso recibir a quienes comisionaron para hablar con ella, comentarle del terror en el que viven, de la muerte o desaparición de sus seres queridos, de la violencia de la que son víctimas. Para el gobernador, abrazos; para ellos, puertas cerradas. Ningún grito exaltando la independencia tiene valor cuando en regiones enteras del país se cedió el terreno al crimen organizado y se han sembrado los caminos con terror, violencia y muerte. Cuando miles de niños han quedado en la orfandad por esta razón sin que preocupe su presente y mucho menos su futuro. Cuando las madres en lugar de empuñar una bandera tricolor, lo que mantienen en sus manos es una pala para buscar a sus hijos y hacer el trabajo que le toca al gobierno.

Pero a pesar de todo el sentimiento patriótico vive. No en las arengas oficiales sino en la solidaridad de la gente. En las y los que comparten lo poco que tienen y extienden su mano para consolar y apoyar a los que sufren por la tragedia. Los que albergan a los migrantes en su paso por sus comunidades y pueblos, los que acogen a quienes abandonados por el gobierno solo encuentran consuelo en vecinos, amigos y compatriotas. Sirvan estas fechas entonces para conmemorar a todos esos héroes que, como el policía Ángel Soriano, arriesgó su vida para rescatar a Alicia Matías Teodoro, la abuela heroína y que son reflejo de la grandeza que hay en el país. Sirvan también estas fechas para que abramos el paso a una nueva independencia que permita romper las cadenas de la violencia y la indolencia, y construir así una patria libre y en paz.

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Política mexicana y feminista

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