Nadie con cierto grado de empatía puede permanecer apático frente a la indolencia y crueldad de quien desde el púlpito presidencial se hace víctima todos los días.

A los morenistas no les interesa la verdad ni la justicia. Lo único “transformador” es darle poderes discrecionales a su líder, lo que jamás hubieran avalado en otros sexenios.