Eran las 10 de la noche del jueves y llegó la confirmación. Nadie lo podía creer. El hijo de El Chapo Guzmán, un júnior de nombre Ovidio, fue liberado apenas unas horas después de ser capturado con el argumento de que se “salvaron vidas” en el proceso.

Desde las 3 de la tarde se supo que uno de los hijos del capo había sido capturado o abatido y que sus huestes reaccionaron furibundas, quemando vehículos a su paso y desatando una balacera en Culiacán, Sinaloa, que todos hemos visto ya en imágenes. Niños preguntando qué es lo que pasa; madres huyendo con sus hijos en brazos; policías desconcertados.

Pasada la medianoche, todavía con fuego en los vehículos incendiados, nadie en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador o del gobernador Quirino Ordaz era capaz de decir cuántos muertos y cuántos heridos hubo por la refriega que duró varias horas en las calles de Culiacán.

El único que balbuceó una respuesta fue el jefe de seguridad de AMLO, Alfonso Durazo, quien dijo sólo para salir del paso: “se salvaron vidas”. Una forma elegante de decir que dejaron ir al narco-júnior porque los delincuentes fueron superiores, ya sea en número o en capacidad. Era lo que muchos temían que pasaría cuando se decretó la guerra contra el narco, el día en que el Ejército mexicano sería derrotado por el enemigo.

El mensaje que se envía a todos los delincuentes del país es terrible, de miedo: si tienes la fuerza suficiente, si acumulas secuaces y te resistes por la fuerza a la autoridad, te dejaremos libre. Te pediremos disculpas y te solicitaremos que ya no generes más violencia.

¿Que fueron superados y rodeados por los sicarios? ¿De verdad es tanta la incompetencia de Durazo? No estamos hablando de un pueblo perdido en la montaña. ¡Es la capital del estado! Según un informe entregado por la propia Secretaría de Seguridad de Durazo, en febrero pasado, Culiacán era una de las zonas prioritarias para la Guardia Nacional y el despliegue de agentes en la ciudad estaba catalogada como “en marcha”. ¿Mintieron, entonces?

Decisiones tan importantes --como liberar a un capo que se pavonea en las calles de una ciudad, como si fuera suya--, se consultan con el Presidente. Si Durazo tomó por su cuenta la determinación de soltarlo, López Obrador le debe pedir la renuncia de inmediato. Si AMLO supo y avaló la liberación, entonces no habrá cómo enmendar el error cometido.

Este será el Ayotzinapa de la Cuarta Transformación, un golpe del que no se recuperará nunca: a partir de ahora, sólo queda la decadencia para este gobierno.

¿Por qué?

1. Humillación al Ejército mexicano.

Los mandos y los soldados nunca olvidarán que el gobierno los traicionó al liberar a un asesino y dejarlos así, de paso, en ridículo frente a todos, ante delincuentes y ciudadanos. ¿Qué gobierno en el mundo se rinde ante los criminales? No hay precedente. Es de cobardes.

2. “De pechito” ante Trump.

Las agencias de seguridad de Estados Unidos y los políticos oportunistas en ese país no desaprovecharán la oportunidad. Mostrarán esto como una prueba de que López Obrador no tiene la voluntad de combatir al crimen organizado en nuestro país o incluso lo venderán como una prueba de complicidad. Trump mismo, cuando quiera, romperá el acuerdo comercial del que México depende sólo con ese mismo argumento. ¿Y quién podrá negarlo? Soltaron al hijo del narco más conocido en el mundo, dizque para “salvar vidas”. Allá no creerán ese pretexto.

3. La narrativa de los “chingones”.

Esta rendición resonará hondo en la cultura popular. Se compondrán corridos y vociferarán los delincuentes sobre la “épica” batalla con la que derrotaron a todo un gobierno. Hasta ahora sólo tenían pequeñas victorias en enfrentamientos pírricos. Esta vez fue una guerra abierta transmitida en vivo por cientos de celulares. Ellos, los criminales, los asesinos, se venderán y se pararán el cuello como los “chingones”.

Lo más grave es el mensaje. Cuando el gobierno de López Obrador decidió liberar al narco-júnior de nombre Ovidio, escupió en la cara de los miles de policías y militares que todos los días arriesgan la vida en contra de la delincuencia. ¿Qué favor les pediremos ahora a esos que sí son valientes, si se les traiciona desde la cúpula?

Google News